Lunes 9 de Marzo del 2020 – Evangelio según San Lucas 6,36-38

miércoles, 4 de marzo de
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Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».

 

Palabra de Dios

Padre Mariano Cordeiro sacerdote de la Diócesis de Río Cuarto

 

En el evangelio de este día, la palabra clave es la misericordia. Sean misericordiosos como el Padre es misericordioso, y sigue Jesús no condenen, no juzguen, perdonen… hermosos consejos del Señor para vivir en este tiempo de cuaresma.

Estamos hechos de misericordia, nuestras fibras más íntimas y todo nuestro ser es obra de las manos del Padre que con misericordia ha ido tejiendo nuestra vida. Nuestra historia es historia de misericordia. Que bien nos hace recordar esto, en tantos momentos fuimos abrazados por la misericordia del Padre, cuando metimos la pata, cuando nos desviamos del camino, cuando nos olvidamos del amor y la ternura de Dios, en nuestros pecados, y equivocaciones, en nuestras fragilidades más grandes hemos estado sostenidos y abrazados por la ternura y la misericordia del Padre. Hace memoria, la misericordia del Señor una y otra vez te ha abrazado, te ha dicho al corazón: “ Sos mi hijo, mi hija y yo te amo así como sos, empecemos de nuevo…y ahí vamos de nuevo a seguir la aventura del camino del Señor…”

La misericordia del Señor ha estado presente siempre en mi vida, hace memoria, repasa tus desencuentros con en Señor, repasa todos esos momentos y vas a descubrir el bálsamo y la fuente de la misericordia…. Porque solo si que hemos hecho experiencia de la propia fragilidad, y nos hemos sentidos amados por el Padre, podremos tener misericordia con los demás.

En términos Ignacianos sería, “Señor dame conocimiento interno de tu misericordia en mi vida”. ¡Qué hermoso, poder repasar y disfrutar de tantos abrazos llenos de misericordia que el padre nos ha dado!.

Entonces nos descubriremos que somos una fragilidad amada, que somos barro frágil, que somos de arcilla, modelados de misericordia… solo así podremos entrar en la dinámica de la misericordia, que abraza, cuida y sostiene la fragilidad de los demás.

En tu vida, en lo profundo de tu corazón está la fuente de la misericordia, para ofrecerla a los demás, para perdonar a los demás, para tener compasión, para no condenar, para no juzgar.

La misericordia que tantas veces el Padre te ha regalado, debemos estar dispuestos a ofrecerla…el mundo, el barrio, tus vecinos y amigos necesitan descubrir y saborear al Dios de la misericordia, debemos dar testimonio de misericordia, con gestos concretos:

– Buscá siempre la unidad y la reconciliación en tu parroquia, en tu lugar de trabajo, entre tus amigos, con el Sacerdote o con los que compartís la tarea pastoral…esto es del buen espíritu. Tenes misericordia con tus pastores, con tus amigos, en tu familia, en tu comunidad?

– Te invito a visitar a una persona que esté sola, a un enfermo, a un abuelo, la misericordia, se debe hacer gesto, abrazo, palabra que consuela ternura, cercanía, mate compartido, escucha, amor concreto. Llevemos a los demás la misericordia del Padre.