Lunes Santo del 2021 – Evangelio según San Juan 12,1-11

viernes, 26 de marzo de
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Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales.

María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: “¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?”.

Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.

Jesús le respondió: “Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura.

A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre”.

Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado.

Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.

 

Palabra de Dios

Padre Sergio Fernandez sacerdote de la Diócesis de San Francisco

 

Ayer, en nuestras comunidades cristianas, en la iglesia hemos iniciado con la tradicional celebración del Domingo de Ramos, la semana mayor de nuestra fe

Hemos aclamado ayer en la liturgia, a Jesús como mesías, como rey, como aquel que viene a traernos la vida nueva del Padre

Es por ello que ya transitando estos días, la Palabra de Dios nos va a ir, como “adentrando” en un ministerio de amor, en un gesto de amor supremo, que se consumará en la Pasión: muerte y en resurrección de Jesús.

Por ello, estamos invitados a vivir estos gestos que hoy Lázaro, María y Marta tienen para con Jesús.

Seguramente Jesús siempre encontró en la casa de Betania, en la casa de ellos encontró:

un espacio para rehacer, unespacio para renovar energías, para sentirse también querido y amado por ellos, por estos 3 hermanos.

Hoy también el gesto de ellos nos invita a abrir las puertas de nuestra casa de nuestro corazón, para vivir la Semana Santa: ¿Qué significa esto?

Y por qué no ¡pensar también! abriendo las puertas del corazón, pensar:

¿cómo la vas a vivir?

¿Cuáles van a ser los espacios, los momentos que vas a destinar durante estos dìas para ese diálogo íntimo con Jesús?

Pero no solamente estamos invitados a vivir la Semana Santa de una manera personal, también abrir las puertas de la casa, nos propone justamente pensar como familia cristiana

¿cómo la vas a vivir con los tuyos?

¡Con tus seres queridos! ¡con los que compartís la vida! ¡con aquellos que forman parte de tu hogar!

Marta, María y Lázaro abren las puertas de su casa a Jesús, así también nosotros estamos invitados por entonces, desde este Lunes Santo a vivir, a abrir las puertas de nuestra vida y de nuestro hogar para vivir la Semana Santa: ¡En familia, en comunidad!

Que el gesto de María, de derrama perfume sobre los pies de Jesús, secarlos con sus cabellos, nos hablan nada más ni nada menos que: ¡de gestos de ternura, de delicadeza! ¿Cuánto nos habla de la caridad cristiana estos gestos de María?

Que también seamos capaces de vivir la Semana Santa no en clave “intimista” sino también veamos a Cristo y seamos capaces de ir al encuentro de aquéllos hermano quizás más pobres, más desamparados para también ungirlos. Ungirlos con la caridad, con el amor que nos invita a vivir Jesús.

María también se transforma entonces en un modelo, en un referente ¿a quién vas a ungir con tu amor cristiano, con la caridad cristiana en esta Semana Santa?

Que vivamos esta jornada, acompañados, guiados por la palabra, por la liturgia para que vayamos paso a paso adentrándonos en este misterio, en este gesto de amor supremo que Jesús realiza nuevamente.

Lo actualizará nuevamente a través de la liturgia