“María fue la que comenzó todo” cuentan jóvenes misioneros de Tres Arroyos

martes, 18 de febrero de

Desde el inicio de su pontificado, Francisco nos invitó a ser una Iglesia en salida (ya Aparecida nos invitaba a ser discípulos misioneros). La gracia de Dios ha propiciado que en muchas comunidades surjan nuevos grupos misioneros que lleven el mensaje de la Buena Noticia de una manera personalizada, especialmente en aquellos lugares donde más necesitan de Jesús.

El grupo Porta Coeli (María puerta del cielo) de la Parroquia “Nuestra Señora del Carmen de Tres Arroyos”, es uno de los tantos grupos misioneros surgidos a la luz de esta propuesta de una Iglesia en salida. Porta Coeli está integrado por jóvenes adultos de entre 18 y 30 años de la parroquia. Esta misión tuvo como lema “De la mano de María, caminamos hacia Jesús”, duró cinco días y participaron 15 jóvenes. Los misioneros utilizaron la bicicleta como medio de transporte para llegar hasta el barrio.

 

“Aprendimos a ser felices con una pelota y un papel para dibujar”

“Luego de un año de haber comenzado esta relación, nos reencontramos con muchas familias con las cuales ya compartimos más que un mate, y esta semana continuamos compartiendo a Jesús vivo en el barrio. En cada visita, en cada mate, en cada llanto y en cada risa, descubrimos nuevamente que ahí estaba Él acompañándonos, prestando un oído a los que necesitan ser escuchados, dando una enseñanza de vida de la cual todos nos enriquecemos, abrazando al que se encuentra enfermo, y rezando por los que ya no se encuentran entre nosotros.

Y de una manera muy linda logramos dejar toda esta vida en las manos del que nos trajo hasta acá. Cada día, en cada oración de los diferentes momentos del día, ofrecíamos nuestro andar, agradecíamos lo vivido, y pedíamos por lo que se nos presentaba en esta misión.

María fue la que comenzó todo y nosotros solo tuvimos que acompañarla en cada paso, confiando y teniendo en claro que no íbamos a predicar ninguna verdad sino que la verdad se compartiría al anunciar el evangelio hecho carne en nuestras vidas.

Y para que no sea poco, todas las tardes aprendimos a ser felices con una pelota y un papel para dibujar. Los más pequeños nos enseñaron a sonreír por más de que al rededor no todo sea sonrisa. Y finalmente confirmamos juntos que hay que abrir el corazón, para recibir lo que se nos regala y gozar ya que solo el amor transforma.” Juani

“Arrancábamos la mañana poniendo nuestra misión en manos de Jesús y María”

“Las personas nos recibieron con gran alegría. Algunos incluso recordaban nuestro paso por el barrio durante la misión del año pasado y las visitas que se realizaron en invierno.

Para resumir la experiencia, podemos contarles que arrancábamos la mañana poniendo nuestra misión en manos de Jesús y María, para que llenos de su gracia podamos salir al encuentro con los vecinos. Salíamos en bicicleta desde la casa de retiro Rosa Mística, hasta el barrio Santa Teresita, para encontrarnos con la gente y así poder compartir una charla, un mate, una oración, regalarles estampitas y rosarios. A su vez aprovechamos ese compartir para invitar a los niños a los juegos que realizaríamos durante la tarde.

Antes de salir nuevamente al encuentro de la tarde, rezamos un rosario para que el tiempo compartido, siempre sea de la mano de María, teniendo presente que el camino que recorremos con ella es para caminar hacia Jesús.

Además de visitar casa por casa, un grupo realizaba juegos con los chicos del barrio, compartían una merienda, y luego la misa.

Muchos dijeron sí a recibir a María durante todo el año, siendo parte del recorrido que la Virgen de Schoenstatt había comenzado en la misión anterior. Muchos de los niños se entusiasmaron con la idea de prepararse para recibir la primera comunión. Por eso creemos que aún queda mucho trabajo por delante.” Ailu

“No hubieran sido posibles sin Jesús en el medio”

“Me llamo Constanza, tengo 17 años,  es mi primera misión con el grupo Porta Coeli. Antes de empezar, estaba nerviosa, principalmente por establecer una conversación con los vecinos del barrio. Pero me llevé la grata sorpresa de poder charlar muy dinámicamente con muchos vecinos del lugar. Conversamos sobre varios temas, el barrio, la fe, los precios, el colegio, comida e infinidad de cosas, que no hubieran sido posibles sin Jesús en el medio y la oración, nuestra y la de toda la comunidad que nos acompaña siempre.

Por la mañana misionamos por las casas y por la tarde esperábamos a todos los niños del barrio para jugar y merendar. Nos llevamos la alegría de recibir muchísimos más de los esperados. Eran tantos que tuvimos que pedir refuerzos porque no nos alcanzaban los vasos para el jugo. La verdad que terminábamos muy cansados pero la felicidad era inmensa, tanto en los rostros de los vecinos como en los nuestros. El círculo de la Virgen tiene nuevos hogares que visitar, mientras que nosotros los misioneros nos llevamos las ganas de volver el próximo año, si Dios quiere.” Cons.