María, mujer cercana que caminas a nuestro lado.
Peregrina del corazón enamorado, condúcenos por el camino que nos lleve al encuentro con el Dios Vivo y Verdadero.
Mujer humana, vos que has conocido la pobreza y la fragilidad ante la realidad social de tu tiempo, ayúdanos a no perder la esperanza de que un mundo mejor es posible, donde todos los seres humanos experimentemos la gracia de la hermandad bajo la mirada amorosa del Dios Vivo y Verdadero.
Peregrina alegre, guíanos hacia el encuentro de tu Hijo, que junto a vos podamos caminar dejando a nuestro paso la bendición de sabernos amados por el Dios Vivo y Verdadero.
Madre atenta, cúbrenos con tu manto de los peligros que ofenden a la vida de cada persona, bajo tu protección nos sentimos sanos y salvos, no permitas que el enemigo de la vida salga triunfante con sus hazañas de maldad.
María, mujer cercana que caminas a nuestro lado, no te canses de llamarnos para volver a casa, al lugar donde estaremos resguardados, seguros y protegidos, donde nada ni nadie podrán dañarnos.
María, Virgen pura, noble y transparente enséñanos a recorrer el camino que nos conduce al encuentro sincero, fraterno y real del Dios Vivo y Verdadero.
Amén.
Carolina Lizárraga, SSpS
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