Martes 07 de Diciembre de 2021 – Evangelio según San Mateo 18,12-14

lunes, 6 de diciembre de
image_pdfimage_print

Jesús dijo a sus discípulos: “¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.”

 

 

Palabra de Dios

P. Matías Burgui, sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

 

En esta segunda semana de preparación para la navidad, la Palabra de hoy nos propone descubrir a Dios en y desde el camino de la misericordia y cómo es que Él sale a nuestro encuentro. Meditamos el Evangelio de la oveja perdida y encontrada. Nos cuenta el Señor que el pastor deja a las 99 y sale en busca de la oveja que se había perdido, regresando lleno de alegría al encontrarla. Meditemos algunas ideas para nuestra oración de hoy.

En primer lugar, buscá siempre el rumbo. En nuestro caminar cotidiano, en nuestro andar por esta vida, es fácil perderse. Claro, no es que uno quiera, pero las preocupaciones, las crisis, los problemas, las elecciones, los errores, hacen que uno a veces se aparte del camino. ¿Qué significa perderse? Bueno, es estar lejos de Dios, cuando se nos va apagando la fe, cuando dejamos de mirar a Jesús. No es cuestión de desanimarse, sino una oportunidad para parar un poco, para sacar el pie del acelerador y preguntarse cómo venimos caminando. ¿Cómo estuvo tu año? ¿Cómo estás hoy? ¿Te sentís perdido? Pará y hacete buenas preguntas.

En segundo lugar, Dios te busca. Es la experiencia de nuestra vida espiritual. Estuvimos perdidos y Jesús nos encontró, su misericordia nos levantó, su amor nos sostuvo. Qué bueno saber y experimentar la bondad y grandeza del corazón de nuestro padre Dios, que no sólo, no quiere que se pierda ninguna de sus ovejas, sino que además sale a buscar la que se perdió, hasta encontrarla. Siempre atento, siempre dispuesto, insistiendo, siempre buscando y deseando que estemos en su rebaño. Qué bueno que es sabernos atraídos por la Misericordia de Dios. Él tiene la iniciativa, Él es creativo, Él te propone su amor. ¿Te estás dejando encontrar por el amor de Dios?

Por último, conservá la alegría. La alegría y la paz son regalo de Dios. No significa que se te acaban los problemas, sino más bien que sabés que no tenés por qué temer: Jesús camina con vos. Eso es lo que se siente cuando uno se deja encontrar por Dios. Eso es lo que estamos llamados a compartir con los demás, a ser puentes y no muros. Lo que mueve en nuestras vidas es un Dios que busca, que se inquieta por encontrarte y quiere tenerte cerca, pero que también te llama a contar esa buena noticia con alegría.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.