El Señor dijó: «Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: ‘Ven pronto y siéntate a la mesa’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después’? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: ‘Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber’.»
Si hay algo que debemos trabajar y tener en cuenta todo el tiempo, es que estamos en este mundo para ser servidores de la Palabra, de nuestros hermanos, de Dios. Ser instrumento de la presencia de Dios en la vida de los demás. Ese es nuestro mayor desafío, enamorarnos del amor De Dios. Cuando uno se deja comer por la mundanidad, cuando uno deja de lado la oración, el encuentro con Jesús, el servicio al hermano, tranquilamente puede perder los pies de la tierra y empieza a descentrarse y ya lo más importante no es Jesús, sino más bien lo que uno dice. Esta es una sugerencia, vos hacé tu propio proceso de oración, tomate tu momento para encontrarte con el Señor. Yo te dejo algunas sugerencias.
En primer lugar, no te la creas. Esto te puede pasar a vos, me puede pasar a mí. Es la agrandarte por las cosas que hacés o por el reconocimiento o por los aplausos. Son cosas que seducen, pero eso te lleva a dejar de tener los pies en la tierra. Porque te hace subirte al caballo, porque hace que vos pienses que todo lo que hacés de bueno y bonito tiene que ver solamente con tus propias fuerzas. Todo es gracia de Dios, no podemos vivir agrandados, hinchados, inflamados de orgullo, de ego. Hay que poner a Dios en el medio porque cada uno tiene un punto en esta vida, porque cada uno tiene un sentido, porque cada uno tiene una visión. No te podés hacer el distraído, no podés creertela. Acordate que el señor te está dando las fuerzas, te está dando la gracia para que vos también puedas seguir siendo protagonista de su voluntad, de su misión en tu día a día. Pero todo es gracia. No te olvides nunca que todo es gracia de Dios. Vos, cuando te toca hacer algo bien, ¿te dejás llevar por los aplausos, por los reconocimientos o más bien ponés al Señor en el medio? Que todo sea una forma para que te encuentres con Dios y que los demás también lo conozcan a Él.
En segundo lugar, hacé lo que te toca. Es cuando uno reconoce que Dios es el protagonista. A vos te llama el Señor a ser fiel en lo poco y también a ser fiel en lo mucho, pero no para quejarte, no para victimizarte de lo que hacés o de lo dejás de hacer; sino más bien para recordar que todo esfuerzo toda lucha es gracia. Es gracia para que vos te puedas acercar también al Señor. Hacé lo que te toca vivir radicalmente, tu hoy en lo pequeño, en lo sencillo, en lo escondido y ahí encontrá la presencia de Jesús. Cuesta, es un desafío, sí. Pero ahí es donde Dios se hace más presente en los sencillo, en lo que no tiene reconocimiento para los ojos del mundo, para los ojos de los demás.
Por último, viví en el servicio. Hay más alegría en dar que en recibir, hay más alegría en servir que en ser servido, porque Jesús vino a servir. Entonces nosotros estamos llamados imitarlo también. Estamos entonces en esta sinfonía del servicio. Vos, ¿cómo vas a servir hoy? Qué vas a proponerte para servir a tu hermano hoy, para encontrar en el otro a Jesús y desde ahí poder también evangelizar, misionar y ser misionado buscando la presencia de Dios. Buscá ser creativo, buscá ser servidor siempre todo lugar.
Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.