Martes 10 de Diciembre del 2019 – Evangelio según San Mateo 18,12-14

lunes, 9 de diciembre de
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Jesús dijo a sus discípulos: “¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?

Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.”

 

Palabra de Dios


 

Monseñor Ricardo Seirutti obispo auxiliar de Córdoba y delegado episcopal para la Pastoral de Juventud

 

¡Hola querida audiencia Radio María! Qué lindo volver a encontrarnos y con la palabra en este Martes, un texto que queremos, que conocemos mucho, que es el de la oveja perdida. Este Jesús que nos cuenta esta parábola pero que nos muestra cómo es su corazón.

Todo lo que podemos decir de esta parábola, es mínimo en la belleza que tienen las mismas palabras de Jesús, donde, como les decía nos muestra su precioso corazón. Y así es el corazón de Jesús, capaz de todo por encontrarnos, aunque nos vayamos muchas veces, siempre va a dejar las 99 y va a salir a buscarme – ¡cuantas veces sea!. Y me carga sobre sus hombros y me muestra su corazón ¿no?

Y nosotros que queremos como discípulos tener cada día más nuestro corazón como el corazón de Jesús. Nuestro corazón de discípulos ¿que hace ante aquellos que está alejados?. Nuestro corazón de discípulos tiene que parecerse cada día más al corazón de Jesús. ¿Cómo atiende a los que están o se sienten lejos?, ¿Qué paciencia le tenemos?, ¿Cuánto los buscamos?. ¿Cuanto pongo de mi corazón para que regresen otros al rebaño?.

Jesús en este “salir a buscar”, esta iglesia “en salida” que decimos hoy, también se hace hombro en mí para buscar conmigo. Sabé que si estas pacientemente, delicadamente buscando que alguien vuelva al rebaño, vuelva a la Iglesia, vuelva al discipulado de Jesús o simplemente, por primera vez, por que no conoce a Jesús… sabé que Jesús mismo, se hace hombro con vos para buscar con vos. Y que alegría sentimos también nosotros cuando, con Jesús nos acercamos a alguien para que vuelva o llegue al rebaño.