Martes 12 de Febrero del 2019 – Evangelio según San Marcos 7,1-13

lunes, 11 de febrero de
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Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.

Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.

Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”.

El les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”.

Y les decía: “Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte.

En cambio, ustedes afirman: ‘Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte…’ En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre.
Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!”.

 

Palabra de Dios

 


Padre Raúl Gómez sacerdote de la Arquidiócesis de Mendoza

 

Nos encontramos en torno a la palabra del Señor; en este día el evangelio nos presenta esta escena bíblica donde aparece Jesús en Jerusalén con los fariseos y escribas, venidos a Jerusalén, ya que reconocen a Jerusalén como el centro de la fe, del amor de Dios.

Por un lado estos escribas y fariseos, cuestionan que los discípulos están comiendo con las manos impuras. Aparece por un lado, la tradición de los judíos y aparece la apertura de Jesús para ir más allá de las prácticas de la tradición.

Podríamos decir que, en el camino de la vida podemos optar estas 2 opciones:

Una postura rígida, del mero cumplimiento de una ley (por el cumplimiento en sí)
Y perdernos la posibilidad de ofrecer la vida y el amor a Dios y a los hermanos.

Todo el evangelio ronda en estos cuestionamientos que hacen estos hombres de La Ley, que no miran más allá de La Ley. Cuando Jesús hace una propuesta de, un amor más general, más “a todos”.

Justamente la misión de Jesús es una misión universal, que va dirigida a los más humildes, a los que están en las periferias, a los que están alejados, pero también a los doctores de La Ley, a los escribas y fariseos.

Algunos de ellos creen en la autoridad de Jesús, creen en que Jesús es el Hijo de Dios. Y otros, lo ponen a prueba, lo cuestionan y hasta lo ignoran. Podríamos decir que, en el camino de la vida también nosotros podemos llegar a sufrir el rechazo por animarnos a ser fieles al Amor de Dios.Un Amor de Dios que supera La Ley, y nos propone una Ley de Amor, que está más allá del mero cumplimiento. Un Amor que se hace ofrenda, que se entrega. Que se hace sacrificio. Un Amor que se hace: camino, verdad y vida.

Queridos hermanos: pidámosle al Señor la gracia de ir más allá del cumplimiento de La Ley. Que podamos ser cumplidores del amor de Dios, así como Jesús nos dice en otro pasaje bíblico: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado; no hay amor más grande que dar la vida por los amigos”.

Pidámosle al Señor la gracia de poder superar nuestros propios límites para dejarnos conducir por la sendas en donde el Señor nos propone como camino de salvación. Que tengan una linda jornada y una hermosa semana.