Jesús dijo a sus discípulos:Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
En evangelio de hoy es un canto de esperanza, de optimismo realista y a la vez una provocación misionera de Jesús a sus discípulos a nosotros; ustedes son la sal.
Y la luz del mundo hay un reconocimiento maravilloso que hace Jesús del aporte que pueden hacer sus discípulos pero también una provocación un cuestionamiento; si la sal pierde su sabor ya no sirve para nada, no se enciende una luz para esconderla.
Hemos recibido un don que es el Evangelio que no son ideas o reglas morales sino que es una persona Jesucristo un proyecto el Reino de Dios, lo hemos recibido en vasijas de barro que es nuestra fragilidad, la de cada uno de nosotros de la comunidad pero lo hemos recibido para compartirlo para testimoniarlo para entregarlo con valentía con alegría con un Espíritu misionero que no se opone al espíritu de la escucha del mundo y de los demás somos invitados a hacer un aporte maravilloso que le de un sabor y una luz nueva a esta sociedad de que somos parte necesitada de diálogo, de mesura, de unidad y de paz.
Que tengas un hermoso día