Martes 16 de Junio del 2020 – Evangelio según San Mateo 5,43-48

lunes, 15 de junio de
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Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.

Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

 

Palabra de Dios

 

Monseñor Ricardo Seirutti obispo auxiliar de Córdoba y Delegado Episcopal de la Pastoral de Juventud Argentina

 

¡Hola querida audiencia de Radio María! Qué lindo el texto del evangelio de hoy: “ustedes han oído amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo, pero yo les digo amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores y así serán hijos del Padre que está en el Cielo”.

El amor nos hace hijos, hermanos de Jesús, porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos ¿no?. “Si aman solamente a aquellos que los aman ¿qué recompensa merecen?”. Y esto es cierto, ¿no?. Qué fácil no ess amar a los que nos aman, cuidar a los que nos cuidan, querer a los que nos quieren, saludar a los que nos saludan… Y, ¡hasta es reconfortante, por supuesto! ¡Y no está mal! Jesús dice que por eso no merecemos recompensa, porque realmente hacemos una cosa que nos es fácil al corazón. Sean perfectos como el Padre que está en los cielos… ser perfectos es, ser como el Padre que hace caer la lluvia sobre justos e injustos, sobre buenos y malos, que regala y reparte sus dones, sobre buenos y malos, sobre justos e injustos.

Se los dejo para que lo piensen y lo recemos en este día: ¿Quienes son los que amo profundamente y me es fácil amar y a quieres me cuesta más. Y desde la Palabra de Jesús y pidiéndole a Él, que es realmente el que nos ama a todos sin hacer diferencia de nada, sin pensar si somos amigos o enemigos, Él siempre la considera amigos, rezar esto. ¿A quienes amo menos? o ¿a quienes no puedo amar?. Y ponerme frente a Jesús y decirme al corazón -como actitud- ¡tengo que amar más. Tengo que amarlo, por lo que el otro es y aunque el otro, no manifieste tanto su amor hacia mí. Pedirle al Señor, este día que nos haga crecer en el amor, el amor sobre todo a aquellos que no podemos amar tanto ¿no?.

Y se me ocurría una reflexión final. A veces cuando intentamos y tomamos como actitud el amar a los que se nos es más difícil amar, ¡crecemos también en el amor a los que amamos porque el amor se difunde, crece.

Bueno, les dejo esto y decimos mucho, muchisimo, muchisimo esta expresión que se ha instalado hace un tiempo: “¡te quiero mucho!” , “¡te quiero mucho!”. Ojalá que cada vez que lo digamos a quien sea, sea realmente de corazón. ¡Así lo hace Jesús!.