Martes 22 de Octubre del 2019 – Evangelio según San Lucas 12,35-38

lunes, 21 de octubre de
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Jesús dijo a sus discípulos: “Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.

¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!”

 

Palabra de Dios

 


Monseñor Ricardo Seirutti obispo auxiliar de Córdoba y asesor episcopal para la Pastoral de Juventud

 

¡Querida audiencia de Radio María, buenos días! Este Martes 22 recordamos a San Juan Pablo II. Este papa maravilloso que estuvo al frente de la Iglesia tantos años y que por muchas razones también se lo llama el Papa de los jóvenes: los encuentros con jóvenes, las Jornadas mundiales de la Juventud… Tenía un carisma especial para “estar” con los chicos y por eso muchos dicen que es Papa de jóvenes, así que lo recordamos con muchísimo, muchísimo cariño.

También la liturgia nos regala el texto de Lucas 12:35-38, donde termina diciéndonos Jesús: “felices, si el Señor llega a medianoche o antes del alba y nos encuentra “así”. ¿Como es así? Preparados, con las lámparas encendidas, así tenemos que esperar a nuestro Señor. Aquel que, el Señor encuentra velando a su llegada, dice que Él mismo se sentará a la mesa se pondrá a servirlo.

¡Estar preparado! ¿Cuánto espero? Nos da temor, miedo, pensar que el Señor llegue. Sin embargo, la esperanza cristiana es justamente esperar que el Señor llegue y estar preparados para eso ¿no? Con Alegría, con las lámparas encendidas. El que espera que venga su señor ,”espera con alegría, quiere que llegue”. Es distinto el esperar con miedo cuando uno “no quiere que llegue algo”.

La esperanza cristiana dice que permanentemente debemos estar esperando, que Jesús llegue, que Jesús venga. Y eso no nos tiene que dar temor. Todo lo contrario, tenemos que estar muy atentos a eso. Con la lámpara del corazón encendida.

Esperar al Señor es comenzar a disfrutar la visita. Como nos pasa cuando esperamos a alguien. Y es de noche, entonces encendemos la luz de afuera de la casa, para que cuando llegue estamos atentos a escuchar su llamado, su voz.

Esperar es ya disfruta del encuentro. Estamos disfrutando ya al Señor. Además tenemos que pensar que permanentemente el Señor está viniendo a nosotros, entonces, viene permanente en lo cotidiano, en lo de todos los días, El Señor viene, viene YA! Viene al final de los tiempos, pero constantemente está viniendo a mi, porque es un Señor que me acompaña permanentemente.

¡Que lindo este Martes, renovar nuestra alegría en la espera del Señor, escuchar a este Señor qué nos dice: “felices, feliz vos, porque me estás esperando, feliz vos por qué queres recibirme, feliz vos porque queres que llegue, feliz vos porque queres que nos encontremos!.

La espera cristiana es la espera de Jesús. Y es Jesús quien nos hace felices, por eso esperar que venga es una vida “gozosa”. No es una vida tediosa, ni aburrida, ni con miedo. Todo lo contrario.

Este Martes escuchar fuertemente nuestro el corazón, la voz de Jesús, la palabra de Jesús que me dice: “felices, feliz voz porque esperas permanentemente que llegue”.