Martes 23 de Noviembre de 2021 – Evangelio según San Lucas 21,5-9

lunes, 15 de noviembre de
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Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: “De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”. Jesús respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: ‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo está cerca’. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin”.

 

Palabra de Dios

P. Matías Burgui, sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

Hoy nos encontramos con Jesús, que sigue en el templo, y que escucha comentarios sobre su construcción, porque todos estaban admirados y admiraban las piedras, los detalles. Por eso el Señor aprovecha para profetizar. Dice: “De este lugar llegará un día donde no quedará piedra sobre piedra, todo será una tremenda ruina”. Claro, eso a muchos los sorprende pero a nosotros nos puede dejar alguna que otra enseñanza.

En primer lugar, todo se pasa. Creo que evangelios como el de hoy nos invitan a poner nuestra confianza en Dios nuevamente y sólo en Dios. Por más macizo que parezca algo, por más fuerte que se presente una realidad, por más seguro que se muestre, todo, absolutamente todo en esta vida se va a pasar. Lo único que va a permanecer es el amor, el único que permanece es Dios porque Dios es amor. Fijate cuántas cosas en este momento te están preocupando. Hoy, eh. No tenemos que ir a la semana que viene o a la semana pasada. Hoy, ¿cuántas cosas hoy te están preocupando? Parate, detenete un poco a pensar en eso y descubrí también, con la esperanza y la fe que te da el Señor, que eso también se va a pasar. Lo único que no cambia es Dios, son palabras claras las de Jesús. El gran problema viene cuando vamos absolutizando lo relativo y ahí todo se desordena en nuestra vida y no solamente no estamos felices, sino que caminamos a la deriva, sin horizonte, sin rumbo, nos paralizamos y no sabemos qué hacer. Me parece una buena oportunidad la que nos deja el evangelio de centrarnos en lo más importante: el único que sigue estando ahí siempre es Jesús.

Como dice santa Teresa:

“Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,

La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta”.

 

Tal vez sea una linda oración para repetir en este día, una y otra vez: “Señor, solo vos me bastás”. Bueno, que el Buen Dios nos ayude a descubrir que el camino es Él, que es la Verdad y la Vida.

En segundo lugar, no te creas todo lo que te dicen. Hay un dicho que dice que no todo lo que brilla es oro. El Señor también hoy nos previene a tener mucho cuidado y prudencia a la hora de discernir lo que recbimos: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: ‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo está cerca’. No los sigan”. El Señor nos advierte que tengamos algo de coherencia, que nos centremos bien en la fe, en nuestra vida de encuenro personal con Jesús. Vemos también que hoy se sigue cumpliendo la Palabra de Dios, hoy tenemos muchos que dicen que el fin del mundo ya está cerca. Basta con que te toquen el timbre o prender la tele a la madrugada y ya aparecen esos profetas de calamidades vendiendo a Dios como si fuera algo mágico y no como alguien con quien relacionarse. O también en la misma Iglesia nos vamos encontrando con personas que por ahí leen mas escritos de revelaciones privadas que la misma Palabra de Dios, ¿no? Hoy el Señor te recomienda una vez más que seas prudente, coherente y que primero recurras a la Palabra, que te fortalezcas en esa Palabra, que acudas a los sacramentos, a la oración y que eso es todo lo que uno necesita.

Por último, el cielo es otra cosa. Todos nos hemos imaginado el cielo alguna vez. Pero el gran peligro que podemos encontrar es imaginarlo con categorías humanas. Bueno, justamente eso es lo que pasaba con el Templo: a Dios lo quieren empaquetar, quieren tenerlo dominado en esquemas humanos y en definitiva, lo que quieren hacer, es controlarlo. El cielo no es controlar a Dios, es estar en amistad y comunión con Él. La única condición para entrar es amar y dejarse amar. Que nada te descentre de lo más importante: amá y déjate amar.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.