Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar. La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: “Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera”. El les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”. Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
Mientras contemplamos el camino de Jesús, sus opciones, elecciones, gestos y palabras, descubrimos que algunos lo siguen y otros paradojicamente, los más religiosos, ponen en duda su obrar, murmuran o hasta atribuyen su poder a estar poseído, como escuchamos ayer en la Palabra.
Hoy acabamos de escuchar el relato en el cual el Señor se encuentra reunido con aquellos que se disponen y quieren escucharlo, es en este contexto donde le avisan que su madre y sus hermanos lo buscan, ante lo cual Jesús responde de un modo aparentemente ingrato pero que en realidad es un gesto de lo más elocuente, para mostrar el Reino de Dios.
Dice la Palabra, que Jesús, “mirando a los que estaban a su alrededor añadio: El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
Madre y hermanos de Jesús pueden llegar a ser todos los que están cerca de jesús, porque ser parte de la Familia de Jesús no es una cuestión de sangre ni de merito, sino de gracia, cumplir la voluntad de Dios, que nos hace capaces de ser hijos de Dios.
Por medio del bautismo, Dios nos hace hijos, nos hace parte de su familia, tenemos su apellido, nosotros manifestamos y respondemos a este don del Padre, cumpliendo su voluntad, es decir haciéndonos parecidos a Jesús, viviendo su estilo de vida, siguiendo sus huellas, teniendo sus mismos gestos y opciones y haciéndonos de este modo parte de su familia, verdaderamente hijos de Dios.
¿Mis gestos, mi vida, mis opciones, mis actitudes manifiestan que soy hijo de Dios, hermano de Jesús? ¿Cuáles son esos gestos y opciones?
Señor Jesús, te reconocemos, vos siempre estas entre nosotros. Queremos buscarte, escucharte, conocerte, seguirte, queremos servirte, viviendo tu vida, siguiendo tus huellas, entregando la vida con generosidad, el servicio, en el compromiso concreto y diario en nuestro lugar, anunciando tu reino que transforma y reune, descubriéndonos hermanos.
Que tengas lindo día, Dios te bendiga.