Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua. [Porque el Ángel del Señor descendía cada tanto a la piscina y movía el agua. El primero que entraba en la piscina, después que el agua se agitaba, quedaba curado, cualquiera fuera su mal.]
Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: “¿Quieres curarte?”.
El respondió: “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes”.
Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y camina”.
En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: “Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla”.
El les respondió: “El que me curó me dijo: ‘Toma tu camilla y camina'”.
Ellos le preguntaron: “¿Quién es ese hombre que te dijo: ‘Toma tu camilla y camina?'”. Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.
Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: “Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía”.
El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.
¡Querida audiencia de Radio María! Este Martes 24, esta semana cuarta de esta cuaresma 2020, el Señor Jesús dialoga con un paralítico y le pregunta: “¿quieres sanarte?”.
Qué pregunta ¿no?. Sin embargo, El le plantea todas las dificultades: “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina, cuando el agua comienza a agitarse y mientras yo voy, “otro” desciende antes”. La depresión le ha ganado.
Jesús, toma esto como “Sí” y entonces le dice: “levántate, toma tu camilla y camina”. Le da una orden en realidad, lo sana por su corazón bondadoso, nada más. Y aquí, ante la orden de Jesús, dice: “enseguida el hombre se sano, tomó su camilla y empezó a caminar”.
¡Era un Sábado! y después viene toda la discusión, desde otros, sobre lo que está permitido o no hacer en sábado. Jesús lo hace responsable y el paralítico es obediente a esta “responsabilidad que le toca, de su sanación ¿no?. Y también, podríamos decir, le propone un protocolo a seguir:
1ro: “levántate”. 2do: “toma tu camilla”. 3ro: “y camina”. Estamos atravesando esta crisis de salud en nuestra humanidad y particularmente aquí en Argentina, caminando una cuarentena y Jesús también hoy nos pregunta: ¿quieren sanarse?. Y a través de personas, de medios, también nos va diciendo: “levántense, tomen su camilla y camina”. Nos va diciendo , de otra manera quizás hoy, ¿Queres sanarte?. Bueno, quedate en casa. Lavate las manos, siempre, con jabón. Ponete alcohol. Cuidate, para cuidar a los demás.
Hacia el final, Jesús ante el cuestionamiento que le hacen algunos que andan dando vuelta por ahí, por esta sanación que ha sido en Sábado dice: “mi Padre trabaja siempre y Yo también trabajo”. Diciéndonos: “Yo trabajo permanentemente en ustedes. Ustedes sean responsables también de trabajar en ustedes ¿no?”. Levántense. Si quieren sanarse: Levántense. Cuidense. Cuiden a otros. Lávense las manos. Quédense en casa.
Y así, juntos, porque mi Padre trabaja, Yo trabajo siempre, juntos, confiados en esta palabra de Jesús, seguramente también, vamos a superar esta crisis, en la salud.
Ante la palabra de Jesús, ante la palabra de Jesús: ¡CONFIAR!. ¡Seamos responsables! ¡Jesús así nos lo pide! ¡Él trabaja! Nosotros tenemos que ser responsables.
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