¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
¡Hola querida audiencia de Radio María!, chicos y chicas! El texto del evangelio de hoy nos planea cuán duros somos a veces por cumplir la Ley, o nuestras leyes. Y hasta el mismo evangelio puedo cumplirlo con dureza, descuidando aquello que es esencial: la justicia, la misericordia, la fidelidad”.
A veces, nuestras rutinas religiosas pueden ser así, ¿no?. Y alguien que necesita una palabra, alguien que necesita cuidado… y yo por ahí no tengo tiempo porque cumplo mi rutina religiosa, mis oraciones, mis rezos y ….
Fíjense ¡si acomodo una cosa, seguramente puedo llegar a la otra! ¡Y termino cumpliendo con las 2! Pero, a veces, nuestra dureza de corazón, no nos deja ver eso.
Qué lindo revisarnos este día: ¿Cuánto tiempo dedico al cumplimiento este, de la justicia, de la misericordia y la fidelidad? ¿Qué es esencial para mi corazón? ¿Cuán duro a veces soy o cumplidor de muchas reglas que “pueden no estar mal” pero que a veces, no me dejan también cumplir con aquello que es esencial?. ¿Cumplo la Ley siempre, con muchísima libertad y entonces esto me da la calidad del amor, con que la vivo?.
¡Que Dios los bendiga!
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