Martes 27 de Julio de 2021 – Evangelio según San Mateo 13,36-43

lunes, 26 de julio de
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Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña en el campo”. El les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!”

 

 

Palabra de Dios

P. Matías Burgui, sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca.

 

 

El evangelio que nos toca compartir hoy, Mateo 13, del 36 al 43, es una continuación de la parábola del Trigo y de la Cizaña. Fijate qué lindo que es ver cómo el Señor se toma un tiempo no solamente para contar la historia sino también para explicársela a sus discípulos. Acá ya Jesús nos enseña que hay que llevar la Palabra al día día, ese tiene que ser el ejercicio cotidiano y una necesidad del corazón. Escuchá la Palabra y hacela entrar en tu corazón. Hay que vivir con capacidad de escucha, con docilidad, viviendo la fe en lo concreto. Por eso la pregunta fundamental es cómo estamos escuchando a Dios vos y yo. ¿Qué relación tenemos con la Palabra de Dios? ¿Cuánto le dedicás de tu día, de tu semana? Ponete a pensar: un día tiene veinticuatro horas, una semana ciento sesenta y ocho y una mes setecientas cuarenta y cuatro. De todo ese tiempo, ¿cuánto te tomás para encontrarte con el Señor en la oración personal, a la contemplación, a estar con la Palabra? Es cierto, cantidad no es calidad, pero es bueno plantearlo. No tengas miedo de tomar la Biblia, subrayá, escribí, dialogá, buscá un propósito, preguntale al Señor que quiere para tu vida. Aferrate a la lectura orante de la palabra de Dios y convertite en terreno fértil.
¿Qué dice el texto? Leelo pausado, subrayá lo que te llama la atención, imaginate lo que se narra, los personajes, Jesús, vos.

¿Qué te dice el texto? Llevalo a tu ámbito personal, pensá que Dios te está hablando a vos en ese momento. Dejate sorprender por el Espíritu Santo.

¿Qué le decís a Dios? Acordate que la oración es diálogo vivo, activo y eficaz con Él. Respondele, quédate con un propósito, animate a dejar lo que te pasa y lo que te pesa delante de Jesús. Abrí el corazón y dejá que Dios sea Dios para que vos seas vos.

No dejes que la Palabra se pierda en lo que te amarga o te preocupa, más vale poné todo en manos de Dios. No tengas miedo, dejalo entrar al Señor. Acordate que Él siempre siembra y que lo que tenemos que pedir es un corazón fértil para poder dar fruto.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.