Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo. Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.
Hoy compartimos junto con toda la Iglesia, en la octava de Navidad, el día de los santos inocentes. Aparece este pasaje tremendo y triste del Evangelio donde Jesús, desde ahora, ya comienza a ser perseguido y a experimentar la realidad de la Cruz, el misterio del sufrimiento. Un dolor que atraviesa en familia. Pero no creas que es un pasaje alejado de nuestro hoy porque, en pleno siglo XXI, hay inocentes que sufren.
Meditemos un par de puntos:
En primer lugar, el consuelo viene de Dios. En el evangelio de hoy aparece esta preocupación, y era un consuelo para las primeras comunidades cristianas que estaban siendo perseguidas: Jesús también fue perseguido. Como cristianos el mundo de hoy, esta palabra tiene que estar presente: vos y yo vamos a seguir persecución. Tarde o temprano, antes o después, nos va a llegar esta cruz. Si de verdad seguimos al Señor, nos van a perseguir. Nuestra palabra va a incomodar. A lo mejor no nos van a perseguir para matarnos, pero hay otros tipos de martirios, más sutiles: la indiferencia, la difamación, la envidia, la mentira, la crítica. Desde una mala cara a un comentario por lo bajo… preguntate ¿te han perseguido por la fe? ¿te has dejado consolar por Dios en esos momentos de oscuridad? ¿te mantuviste firme? ¿callaste para no incomodar o seguiste dando testimonio? Pedile al Señor que te de fortaleza para que, en esos momentos de dificultad, no desfallecer.
Por último, hay que actuar rápido. Podemos imaginar lo asustado que quedó José después del anuncio del ángel. Lo que el ángel le dijo sobre Herodes era creíble. Por eso despierta a María, recogen lo imprescindible y se ponen en camino. Esa es la docilidad de José, escuchar y creer. Confiando en Dios siempre.
Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.