Martes 3 de Marzo del 2020 – Evangelio según San Mateo 6,7-15

lunes, 2 de marzo de
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Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.

Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.

 

Palabra de Dios

Monseñor Ricardo Seirutti obispo auxiliar de Córdoba y Delegado Episcopal para la Pastoral de Juventud

 

¡Hola querida audiencia de Radio María! ¡Hola jóvenes! Este Martes, de la primera semana de cuaresma, el Señor nos habla de la oración, de cómo rezar.

Y también enseñándonos el “Padre Nuestro”, esa oración tan linda, según el evangelio de Mateo, que es el “Padre Nuestro que sabemos” es el Padre Nuestro que rezamos tanto en la liturgia como, en nuestra vida cotidiana, Tantas noches, antes de dormir, en las noches, que queremos saludar y relacionarnos con el Padre. Pero “antes”, nos dice: “cuando oren no hablen mucho” ¡Qué lindo esto! ¿no?

Un pedido de Jesús: ¡cuando oren no hablen mucho! Fíjense cuando oramos nosotros, a veces ¡hablamos mucho!: le decimos lo que necesitábamos, le contamos cosas, ¡hablamos! – decimos, decimos, decimos.

Y el Señor nos advierte que, la oración es un diálogo. Entonces si es un diálogo siempre hay que escuchar también, ¡para saber qué decir! Dios conoce todas nuestras necesidades.

A veces decimos: “oración de silencio”. En realidad es un silencio donde Dios me habla, donde Dios me dice cosas
donde Jesús me comunica su amor, su bondad … “me dice”.  No pierdan la costumbre de decirle al Señor cosas. Es muy lindo. Pero guárdense un momento de silencio, cuando oren no hablen mucho, hablen un poco, y escuchamos mucho. El Señor conoce mis necesidades, conoce todo lo que tengo que decirle.  ¡Y le gusta que se lo digamos! Pero no dejemos de escucharlo a Él, sino hacemos una parte de oración. Este Martes nos revisemos: ¿cómo estamos rezando? ¿estamos hablando mucho? ¿diciendo muchas cosas, pidiendo mucho? Quizás estemos necesitando y estamos pidiendo mucho. ¡No dejamos un rato de silencio! Ese silencio, donde Dios es el que me habla.