Martes 3 de Septiembre – Evangelio según San Lucas 4,31-37

lunes, 2 de septiembre de
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Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza; “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”.

Pero Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate y sal de este hombre”. El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.

El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: “¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!”. Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.

Palabra de Dios

 Monseñor Ricardo Seirutti delegado episcopal para la Pastoral de Juventud Argentina

 

Hola querida audiencia de Radio María, que lindo poder compartir con ustedes este Martes 3, la Palabra que nos trae este regalo, la liturgia de hoy. Es el día de San Gregorio Magno, Papa y doctor de la Iglesia, que celebramos en la liturgia y el evangelio es, como estamos leyendo entre semana, en este tiempo ferial de San Lucas.

Nos regala la escena donde Jesús baja a Cafarnaúm, una ciudad de Galilea y está enseñando los sábados, dice allí. Y a todos les asombra, la palabra, la enseñanza que dice: “quedan todos asombrados y porque hablaba con autoridad”.

Dos cositas para compartir:

1: Fíjense: “Asombrados de su enseñanza”…  los que están allí, escuchándolo, se asombran. ¿no? Que lindo sería que, nosotros, ante la palabra de Jesús que tenemos que leer habitualmente, que no tenemos que quedarnos solamente con lo que nos dice otro como un sacerdote o un ministro, sino también tomar contacto con ella para que nos siga asombrando. Lamentablemente muchas veces nos acostumbramos a las palabras de Jesús y entonces no nos asombra, no nos admiramos de lo que dice, lo que nos dice a nosotros, personalmente ¿no?

2: lo segundo, fíjense: ¿qué es lo que les asombraba? que hablaba con autoridad. La palabra de Jesús, que tiene que asombrarme siempre, es viva y actual. ¡Es viva y actual! y está dicha esta enseñanza para mi vida, para mi vida personal. ¡Siempre tiene algo nuevo que decir!

Ahí, el evangelio nos relata, que hasta los demonios también le increpaban a Jesús diciéndole: Jesús, nazareno, qué quieres de nosotros, se preguntan, los demonios. Jesús, libera a este hombre de los demonios y eso causa más admiración entre los que estaban allí. ¿Por qué? Porque manda con autoridad y su fama se extendía. La palabra de Jesús siempre es algo nuevo, algo nuevo para mi. Tiene que asombrarme y además tiene que tener autoridad sobre mi vida.

Que lindo preguntarme hoy, para no acostumbrarme a esto, de que Jesús me habla y decir: “Bueno, este texto ya lo conozco, yo este texto ya lo he escuchado” –Que me diga algo nuevo. Que esa autoridad de Jesús sea en mi vida. Por eso preguntarnos siempre: ¿Qué tiene su palabra? ¿Qué tiene la palabra de Jesús? ¿Que tiene para mi, para mi vida?
En lo que hago cotidianamente, todo los días, ¿Qué me enseña hoy? Hoy, acá, ahora. ¿Qué me está enseñando Jesús, con esto que me viste? ¿Qué autoridad tiene su palabra ? ¿Qué autoridad tiene Jesús sobre mi? ¿sobre mi corazón? ¿sobre las cosas que hago, las cosas que escucho, las cosas que me dicen?.