Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña en el campo”.
El les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!”
Nos encontramos en torno a la palabra del Señor. En este día el evangelio, nos relata esta escena bíblica que tiene varios signos. Por un lado, Jesús le habla a los discípulos ya que ellos le preguntan y le piden que les explique la parábola de la cizaña en el campo.
Jesús comienza a explicarles cada uno de los de los signos que aparecen en este evangelio:
La cizaña que es la que siembra el enemigo. El campo que es el mal. El que siembra la buena semilla, es el hijo de Dios. Y el campo es el mundo La cizaña es aquella que es sembrada por el mal, por el maligno. y el juicio final.
Que importante para nosotros poder dejarnos guiar y conducir por el Señor en el camino de la vida. Sabemos que si bien, el Señor nos da todo lo bueno, todo lo agradable, todo lo perfecto, también aparece el enemigo, sembrando la discordia, la diferencia. Que importante es poder dejarnos guiar por el Espíritu Santo, y por aquellas personas, que Dios nos ha puesto en el camino para poder reconocer.
Pidamosle en este tiempo que podemos ser dóciles a su voz, que podamos reconocer la buena semilla que viene de sus manos. Que podamos reconocer también la cizaña que siembra el enemigo y que muchas veces quiere romper lo que Dios ha establecido en su orden.
Pidamos al Señor tener la gracia de poder ser dóciles y cumplir fielmente la misión que Él nos ha confiado y que al final de los tiempos, cuando llegue el juicio sean juzgados y aceptados por Dios, por todo lo bien que hemos hecho.
¡Que tengan una bendecida semana! ¡Que el Señor los acompañe siempre!
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