Martes 30 de Noviembre de 2021 – Evangelio según San Mateo 4,18-22.

lunes, 22 de noviembre de
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Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

 

 

Palabra de Dios

P. Matías Burgui, sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

 

En este comienzo de Adviento, este tiempo que nos ayuda a revisar el corazón, a ver cómo está nuestra vida de fe, a prepararnos para la venida del Señor, nos toca celebrar la fiesta de San Andrés, Apóstol. La Palabra de hoy, Mateo 4, del 18 al 22, nos cuenta el relato de su vocación, de su llamado, de su historia. Te comparto algunas ideas para nuestra oración de hoy.

En primer lugar, mantener el seguimiento. Vemos que el Señor no improvisa la vocación, el llamado, la propuesta a que lo sigan. Dios no llama en serie, llama en serio. La historia que encontramos hoy en el evangelio no es una historia ajena, alejada. Todo lo contrario, es también la historia de nuestro propio camino de fe, es tu historia, es un reflejo de tu vida. Dios quiere involucrarse también con tu hoy, con tu presente y no deja de llamarte, de proponerte un camino. Jesús te invita hoy, así como estás, con tus alegrías y tristezas, con tus virtudes y limitaciones. Acordate que Dios no elige a los capacitados sino que capacita a los elegidos.

En segundo lugar, abrazá tu misión. El Señor les dice: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Esta es tu misión, que sigas a Jesús y que ayudes a que otros se encuentren con Él. Es tuya, es personal, es una invitación que Dios te hace, ahí está tu plenitud. Empezá vos, animate a vivirla en comunidad. ¿Estás siendo puente o muro? ¿Estás siendo intrumento del amor de Dios en la vida de los que te cruzan por el camino? Buscá la manera de volver tu vida un testimonio, un evangelio.

Por último, tomá la decisión. Dice el evangelio que los discípulos lo dejaron todo y siguieron a Jesús. Quizás este es el gran desafío, dar un salto de fe, tomar la decisión y animarse al seguimiento comprometido. Acordate, nadie elije la renuncia por la renuncia en sí misma, sino por una elección. Animate a decirle a Jesús: “aparta de mí lo que me separe de ti”. Acordate que el llamado es algo de todos los días, confiá. Dios no se borra, Él te sostiene.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.