Martes 4 de Junio del 2019 – Evangelio según San Juan 17,1-11a

lunes, 3 de junio de
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Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo: “Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado.

Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo.

Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste.

Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera.

Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra.

Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti.”

 

Palabra del Señor

 


P. Raúl Gómez sacerdote de la Arquidiócesis de Mendoza

 

Nos encontramos en torno a la palabra del Señor, este día el evangelio nos presenta este texto de Juan 17-1 y siguientes, donde Jesús manifiesta esta oración al Padre, da gracias, glorifica al Padre y sobre todo le comunica al Padre toda la misión que le confió, dando a conocer a sus discípulos y a todos los hombres.

En esta oración, Jesús también expresa su intercesión ante el Padre para proteja a aquellos que están en el mundo, pero que no son del mundo.”La gloria, dice Jesús es, que todos te conozcan a ti”.

Por eso en este día, queridos hermanos ya próximos a celebrar nuestra fiesta de Pentecostés, pidámosle al Señor la gracia de poder saber que no estamos solos en el camino, que el Señor nos acompaña porque el siempre ora por nosotros y que esa oración, es escuchada por el Padre.

Pidámosle al Señor en este día y en estos días, que nos siga preparando el corazón, que siga orando por cada uno de nosotros ante nuestras necesidades, de salud, de alegría, de esperanza y conversión de corazón.

Para que realmente está oración de Jesús sea el modelo de oración para cada uno de nosotros, sabiendo que nuestra misión es ser también intercesores ante Dios, presentándole al Señor, aquellas intenciones que a diario nuestros hermanos nos acercan o que la misma realidad en la que vivimos requieren de la oración y la gracia de Dios, para transformarla, para cambiarla y para renovarla.

Que tengan una bendecida semana, que el Señor sea luz y guía para cada uno de nosotros y que podamos recibir al espíritu Santo con un corazón bien dispuesto.