Martes 5 de Noviembre del 2019 – Evangelio según San Lucas 14,15-24

lunes, 4 de noviembre de
image_pdfimage_print

En aquel tiempo: Uno de los invitados le dijo: “¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!”.

Jesús le respondió: “Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente.

A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: ‘Vengan, todo está preparado’.

Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes’.

El segundo dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes’.

Y un tercero respondió: ‘Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir’.

A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: ‘Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos’.

Volvió el sirviente y dijo: ‘Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar’.

El señor le respondió: ‘Ve a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena'”.

 

Palabra de Dios


Monseñor Ricardo Seirutti obispo auxiliar de Córdoba y Delegado Episcopal de la Pastoral de Juventud Argentina

 

¡Hola querida audiencia de Radio María! Seguimos este Martes con el evangelio de Lucas, esta vez es del capítulo 14. Y Jesús va a comer a casa de uno de los principales  fariseos. Y este fariseo, bastante atinadamente, dice al verlo Jesús, “feliz el que se siente a la mesa del reino de Dios”. Lo expresa como un deseo ¿no? Seguramente viéndolo a Jesús, sintiéndose bien en su presencia y sueña con algo más ¿no? sentarse en el reino de Dios, entonces, dice: “feliz el que se siente a la mesa del reino de Dios”.

Jesús va a aprovechar para contar una parábola, para ver que esto no tiene que quedar solo en un deseo ¿no? Sino que, tiene que ser un compromiso, dice, va a contar Jesús: “un hombre ofrece un gran banquete y envía a “alguien” a invitar.

A los primeros, seguramente, hay algún que tiene en su lista, aquellos que son amigos de el, o que lo conocen por alguna, algún tipo de relación ¿no? Sin embargo, estos primeros invitados ¡no vienen!. Van a poner distintas excusas pero no dejan de ser excusas. Es más, no dejan de ser un “NO”, que ¡No van! -dicen que no van.

Entonces, cuando el encargado del banquete le cuenta al señor, dice: Bueno, anda inmediatamente, ahora, invita en las plazas y en las calles, para que invite a otros y al regreso, el encargado del banquete dice: “que aún quedan lugares, que todos han aceptados, pero que “hay lugar de sobra”. Siempre en el reino, hay lugar para estar ¿no?

Y entonces, lo envía, el dueño, el banquete, el que hace la fiesta a “los caminos“ dice, para que mi casa se llene. El deseo de este señor, es que en las bodas, en la fiesta, “la casa esté llena”, quiere la casa llena.

Entonces, acá, con esto Jesús le explica el: “Feliz del fariseo”. El sentarse al reino de Dios es una invitación. Y Dios lo quiere, lo desea, pero también tiene que ser aceptada esa ¡invitación! No me es inerte, sino que, necesita que “yo quiera” ir a ese banquete, no hay que solo desearlo.

¡Hay que ir, Hay que asistir, hay que estar.! Todos somos invitados al reino de Dios, pero tenemos que aceptar la invitación y aceptarla e ir también ¿no?

Que lindo que a la luz de este texto del evangelio, no solamente deseemos estar un día en el reino de Dios. Es más, ya estamos en el reino de Dios, ya estamos compartiendo el reino de Dios y hemos aceptado a Jesucristo, porque aceptarlo a Jesús es optar por el reino de Dios. Y sentarnos a comer, y festejar con El.

¡Que lindo! Él hace la fiesta, Él nos invita. Nosotros aceptamos y optamos por comer con Él