Martes 6 de Julio de 2021 – Evangelio según San Mateo 9,32-38

lunes, 5 de julio de
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En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: “Jamás se vio nada igual en Israel”. Pero los fariseos decían: “El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios”. Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.”

Palabra de Dios

Padre Matías Burgui Sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

 

Hoy descubrimos como el Señor toca y sana a una persona que, dice el evangelio de hoy, estaba sin poder hablar “con un espíritu mudo”.

Por eso es bueno descubrir la actualidad del evangelio y poder preguntar ¿nosnos damos cuenta que nosotros también podemos estar como este hombre y quedarnos mudos en la vida?

Vos fíjate hoy por hoy cuánta gente vive así, sin poder hablar, sin poder decir las cosas, que se tienen que decir, ¿por qué? ¡Bueno! porque se viven tragando las preocupaciones, los enojos, no son capaces de manifestar lo que le va pasando, no pueden pedir ayuda. Les cuesta confiar, porque están herido, por eso es importante aprender a hablar.

No solamente con Dios, en oración, eso lo damos por supuesto, porque siempre a Dios hay que contarle lo que tenemos en el corazón, sino también buscar a alguien para poder sacar lo que tenemos dentro, la importancia de tener un confesor, un acompañante espiritual. Un buen amigo, una persona que te acompañe en el camino de la fe y que si es necesario te aconseje, que ayude a seguir andando.

Vos fíjate que a veces en tu misma casa quizás, con las personas con las que más tendrías que hablar y tener confianza son las que menos cerca tuyo están, las que menos te conocen, a lo mejor estás siendo un desconocido, una desconocida en tu propio hogar.

Por eso hoy hay que pedirle al Señor esa gracia, la gracia de salir, de vencer la mudez. Aprender a hablar, a decir te quiero, te amo, te extraño, te necesito. Aprender a pedir ayuda, a pedir perdón si es necesario, a ser vos mismo, a ser sincero con los demás.

La palabra también nos muestra cómo el Señor sanó este hombre y este hombre empezó a hablar, llama la atención, la actitud de la gente que estaba mirando la escena. Están por un lado los que no creían y poniendo excusas y por otro lado, los que decían: “jamás vimos nada igual”. Ahí nos tenemos que detener, porque cuando dejamos que Dios entre en nuestras vidas, nos asombra, nos soprende.

Es bueno vivir con capacidad de asombro, maravillándonos de los milagros de Dios. Esos milagros “escondidos”, los sencillos, los del día a día.

Ver que hay un Dios que nos quiere sanar y que nos ayuda a salir de la rutina, por más que todos los días hagas lo mismo, cuando vos lo tenés al Señor en el corazón, cada día se convierte en algo distinto.

Por último vemos que Jesús ve a la multitud y tiene ¡compasión! ¿Por qué? – porque estaban fatigados y abatidos como ovejas sin impostor.

Yo creo que vos y yo tenemos que pedir esto, poder invitar al Señor, tener los mismos sentimientos que Cristo Jesús. Pedir la capacidad de compadecernos ante el sufrimiento de los hermanos. Ver a los demás y su necesidad de Dios y encontrar también, ser creativos, para ver cómo podemos ayudar

Aprende a mirar al que tenés al lado tuyo con ojos de servicio, ¿para que? bueno para poder ser hombres y mujeres comprometidos en serio con el evangelio capaces de dar todo lo que somos y todo lo que tenemos.

Vamos a pedir al Señor esta gracia y le pedimos que nos acompañe y nos sostenga.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañen siempre. Amén.