Martes 9 de Junio del 2020 – Evangelio según San Mateo 5,13-16

lunes, 8 de junio de
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Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.

Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

 

Palabra de Dios

 

Monseñor Ricardo Seirutti obispo auxiliar de Córdoba y Delegado Episcopal para la Pastoral de Juventud Argentina

 

¡Hola queridos chicos y chicas de Radio María! Este Martes de la semana décima del tiempo ordinario, nos trae de regalo, la lectura del evangelio de San Mateo. Y algo que nosotros sabemos muy bien y muchas veces le contamos a los demás, Jesús dice a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra” y también les dice: “ustedes son la luz del mundo”.

¡Que maravilloso! Siempre que escucho este texto pienso, Jesús dice de nosotros, lo que Él “es” . ¡Él es la verdadera sal!. ¡Él es la luz!. Muchas veces dice: “Yo soy la luz” ¿no? Y lo dice de nosotros, por un lado porque está en nosotros por el bautismo, también porque somos sus discípulos porque Él nos ha tocado con su sal y con su luz. Y nos dice también, que no dejemos  de ser sal en los demás y menos aún de iluminar a los otros.

Pensaba en este tiempo, es tiempo de brillar. Chicos y chicas,  ¡es tiempo de brillar! ¡Es tiempo de ser luz!. ¿Cuánto me gusta brillar entre los demás? Bueno, a ver si ese brillo es la luz de Jesús, “que toca” a los demás. No se oculten, somos luz. No junten la luz que hay en ustedes, iluminemos con esa luz, porque esa luz es el mismo Jesús en nosotros.

Jesús que está entre nosotros nos iluminan y nos “hace” luz, que es la luz suya, ¡su luz propia!. Animémonos a brillar en este tiempo con luz propia, ¡que es la luz de Jesús! Esa es nuestras propias luz, la misma luz que Jesús puso entre nosotros. ¡No ocultemos a Jesús! ¡No ocultemos la luz que hay en nosotros! Mucha gente necesita ser iluminada. ¡Animémonos a brillar! ¡No lo ocultemos! Es tiempo de brillar chicos.