19/02/2019 – Hoy comparto esta dinámica tan sencilla, pero a la vez desafiante. Arrancar el año de esta manera puede ayudarnos a encauzar fuerzas adecuadamente según el tierno designio de Amor que Dios traza de manera misteriosa para cada uno, y aunque misteriosa, puedo afirmarte con seguridad que este designio es Bueno, Perfecto y Agradable.
Bueno, porque de Él no pueden venir cosas malas; Perfecto porque no tiene errores, Él está en control de todo, te aseguro que no se le escapa absolutamente nada; y Agradable, porque terminaras gustando de este designio, si tu corazón se abandona a su ternura y bondad podrás apreciar una dulzura que te encantará aun en las situaciones más diversas y adversas.
Dice Santa Teresa que orar es “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama. Y en este TRATO te puedo, primero, obsequiar 4 disposiciones o máximas para poder introducirte en la habitación íntima de tu Corazón
1 – Calma
2 – Resignificar los espacios
3 – No pretender
4 – Ante la tentación, pequeños actos de amor
La calma implica la paciencia. Paciencia tuya ante tu presente, realidad, y por sobre todo ante vos mismo. En los primeros intentos puede que se presenten mil y un “distracciones” y con “fundamentos” muy validos… Déjame confiarte un pequeño secretito: el mal le teme a la oración y buscará los medios más descabellados para que no logremos llegar a esta instancia que irá progresivamente en aumento en relación con el Amado… Pero también quiero acotar aquí que no desesperes si no has podido realizar el itinerario que vas a ir armando. Si no salió como lo habías planeado, dormí en paz, dirigí tu corazón al cielo antes de descansar y anímate a pedir la Gracia de Dios para poder al día siguiente realizarlo; ¡ojo! No es esto una romántica promesa a Dios de hacer algo y luego tomarle el pelo a su Misericordia… ¡Dispón el Corazón en Espíritu y en Verdad!
Con resignificar los espacios, me refiero a que realices gestos concretos de que inauguras un instante y/o lugar propicio para dicho encuentro de intimidad con quien te Ama desde siempre y para siempre… ¿Algunos ejemplos más concretos? Agarra firme tu denario o rosario mientras vas en el bondi o caminando a algún lugar y aprovechá el orar así mismo; enciende una velita mientras estudias, y así ofrecer dicho estudio de manera especial por alguna intención…; enciende una velita y abre la Palabra en la lectura diaria…; elabora un altar, y reacomódalo día a día… Escribe tus meditaciones y/o charlas con Jesús, no solo “charlas mentales”… es decir GESTOS CONCRETOS.
No pretender refiere a no exigirle cosas a Dios… a Él no se le escapa absolutamente nada. NO LE DEMOS IDEAS AL QUE TIENE TODAS LAS IDEAS, es bueno recordar que acomodó el cosmos entero en su lugar y a la perfección ¿no? dejale obrar a su tiempo y no tratemos de ir adivinando las entretelas del entramado insondable de su voluntad.
Y la última, que es la síntesis de las anteriores, aunque no por ello las suple, es “ante la tentación, pequeños actos de Amor”. Cuando sientas desfallecer en tus esfuerzos por procurar este ESTILO DE VIDA ORANTE, mira al cielo, aférrate más aun a tu denario o rosario, y pide “Ven Espíritu Santo”. Y como diría Pablo Martínez, “¡Vamos que se Puede!”
Y a Dios le agrada estar con el hombre, como el amigo se goza en el amigo y un padre se deleita con su hijo. Dios siempre se agrada cuando el orante decide “estar a solas con El”, orando, tratando con el Amigo. La Oración, como la amistad, es un camino que comienza un día y va en progreso. El orante comienza a tratar al Amigo que le ha amado desde toda la eternidad, y así empieza a conocerle, a amarle, a entregarse a El, en una relación que sabe no finalizará, pues en la otra vida será un trato “cara a cara” y en felicidad infinita y perpetua.
La oración nos va develando la verdad, sobre todo la verdad sobre nosotros mismos: nos muestra cómo somos realmente, cómo somos a los ojos de Dios.
Los seres humanos solemos tener una máscara hacia fuera, hacia los demás, muchas veces mostramos lo que no somos. Hacia adentro, hacia nosotros mismos, solemos engañarnos, pues creemos lo que no somos. Sólo en la oración descubrimos la verdad sobre nosotros mismos… es allí donde Dios nos enseña cómo somos realmente, cómo nos ve El.
Es así que quise acercarte este sencillo pero intenso programa llamado:
En esta ocasión quisiera ayudarte a que procures un espacio propicio para encontrarte con el Amado… no es muy fácil que digamos, pero es inmensamente necesario. Recuerdo esa escena del Principito donde el zorro le pregunta al principito la hora en que vendría a verle:
Al otro día el principito volvió:
Lo mejor es venir siempre a la misma hora -dijo el zorro. Si sé que vienes a las cuatro de la tarde, comenzaré a estar feliz desde las tres. A medida que se acerque la hora más feliz me sentiré. A las cuatro estaré agitado e inquieto; ¡comenzaré a descubrir el precio de la felicidad! En cambio, si vienes a distintas horas, no sabré nunca en qué momento preparar mi corazón… Los ritos son necesarios.
Lo cite solo para poder caer en la cuenta de que tan importante es EXPLICITAR el tiempo que le dedicaremos a la oración, y en este entrenamiento de interioridad es importante que podamos determinar un horario que podamos dedicarle al Amigo que viene presto al Encuentro de Amor.
Procurar este espacio con los tips que dejamos anteriormente, acompañándolo de alguna música a fines que pueda ayudarnos a “Caer en la Cuenta”… En especial si fuera para pedir al Espíritu Santo para que propicie dicho Encuentro…
Te recomiendo: “Fruto Nuevo de tu Cielo” o “Soplo de Dios – Maxi Larghi”
En este momento me permito sugerirte dicha lectura que habla de estos encuentros íntimos del Amado con sus Amados en la Intimidad…
“Al volver los apóstoles a donde estaba Jesús, le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús les dijo: «Vámonos aparte, a un lugar retirado, y descansarán un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar despoblado.” (Mc, 6, 30-32)
Y cuando ya estés en dicho encuentro Amistoso, dialoga con el Amigo Amado, de que quisieras darle las gracias, cuéntale tus deseos, tu día a día, pregúntale por sus deseos tiernos para contigo, háblale de los tuyos… Cántale, etc… pero no olvides guardar el mismo tiempo de silencio, allí es donde suele hablarnos Dios… Recuerda, Dios no anda interrumpiéndote…
DEJATE en este momento el tiempo que sea necesario, aquí se acaban las recetas, o más bien no las hay. Aquí la dinámica la irán descubriendo ambos Amigos (Jesús y vos).
Aquí es bueno que vayas anotando tus diálogos en un “Diario Espiritual”.
Teresa dice también: “Si (la oración) es con grandes tentaciones y sequedades y tribulaciones, y esto me dejase más humilde, esto tendría por buena oración”. Así que vuelvo a insistir en esto que muchas veces intentará desanimarnos a la hora de emprender dicho Itinerario.
Cuando vayas finalizando este encuentro, puedes anotar cuales serán tus actos de amor ante las tentaciones o las luchas diarias… no se te olvide pedir la fortaleza para poder llevarlos a cabo, ya que solo no podrás…
Iremos descubriendo en próximas “Rutinas” algunos elementos más y vamos a ir hilando más fino y poniendo acentos en diferentes cuestiones… Paciencia, este camino no es una carrera de velocidad, sino más bien de resistencia.
La mejor oración, entonces, será la que más cambie nuestra vida, la que más nos lleva a imitar a Cristo, la que más no haga crecer en los “frutos del Espíritu”, que refiere San Pablo en su carta a los Gálatas (5, 22). Y esto será un proceso gradual, pasito a paso…
¿Te animas al desafío? Ora et Labora (Reza y trabaja por ello).