Me ofreció todo lo que tenía

miércoles, 19 de febrero de
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María Pía, es de Córdoba y está de misión en el Punto Corazón de India desde hace un año ahora. Desde allí nos comparte su testimonio sobre lo que está viviendo en este tiempo.

Ella es Meryakka, vive en un barrio llamado ‘Pachama koil. Se trata de aquel barrio en donde se encuentra el basural de la ciudad, ese lugar que se lo denomina el barrio de los intocables, de los sin casta. Cada domingo visitamos diferentes amigos del área, entre ellos, Meryakka, ella siempre nos espera con gran entusiasmo y alegría, lista para escuchar lo que hemos hecho durante la semana.

Ahora bien ¿Cómo hacer para contarles su historia? Ella se casó… ¡por amor! Con un hombre de otra casta y religión, por lo que tuvieron que escaparse para que no los separen, así fue como llegaron a este barrio. Luego tuvieron un hijo, el cual tiene hoy veinte años, pero cuando este pequeño tenía tan solo uno, el marido de nuestra amiga tuvo un accidente en moto y falleció. Así fue como ella quedó, diecinueve años atrás, sola, con un bebé y sin trabajo. Hoy ese niño es un hombre, ella consiguió trabajo de cocinera en un Hotel (así se llama aquí a los restaurantes), y su hijo maneja un Ato (tuc tuc o taxi). Ella vive cada llegada o partida de un voluntario como la de una persona que realmente estima mucho; llora y ríe con nosotras, nos espera cada domingo y luego del abrazo y el beso, nos invita a pasar, tomar un té, café o lo que tenga en ese momento, hasta que son las 16:00hs y tiene que irse al trabajo.
Su casa es pequeña, sin ventanas, con un ambiente que se utiliza para dormitorio, living y comedor, no sé cómo hace, pero cuando vamos parece que las paredes se ensanchan y es así como a veces solo somos dos, pero otras hasta seis hemos estado dentro felices, compartiendo junto con ella.

“Jesús estaba observando y vio cómo los ricos depositaban sus ofrendas para el Templo. Vio también a una viuda pobrísima que echaba dos moneditas. Y dijo Jesús: “Créanme que esta pobre viuda depositó más que todos ellos. Porque todos dan a Dios de lo que les sobra. Ella, en cambio, tan indigente, echó todo lo que tenía para vivir” (Lucas 21, 1:4)

Una sola vez trate de decirle que guarde el plato de comida para ella o su hijo, sabemos que su situación es realmente difícil, muchas veces no teniendo nada que comer. Pero en mi primer intento de decirle que no, ella solo actuó como no haberme escuchado y dijo esto es tuyo ¡Cuánto me falta aprender! Cada vez que salgo de su casa no puedo dejar de preguntarme ¿Qué haría yo en su lugar? ¿Tendré alguna vez un corazón que se asemeje un poquito al de Meryakka?