Miércoles 02 de Agosto de 2023 – Evangelio según San Mateo 13,44-46

lunes, 31 de julio de
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Jesús dijo a la multitud:”El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.”

Palabra de Dios

Padre Nicolás Ceballos | Sacerdote de la Arquidiócesis de Mendoza

Hoy nos encontramos con 2 pequeñas parábolas que nos hablan sobre el Reino de los Cielos. La llamada parábola del tesoro escondido y la de la perla fina.

En la primera nos ponemos en la situación de un hombre que encuentra un tesoro en el medio del campo. En la antigüedad la práctica de enterrar tesoros era algo muy común. No existían los bancos para poder guardarlos y la seguridad en medio de guerras, revoluciones y robos llevaba a pensar que no era buena idea guardar un tesoro en algún lugar de la casa. Mejor enterrarlo en algún campo para buscarlo cuando sea necesario usar. La parábola no abunda en detalles, es más bien escueta. Pero nos podemos imaginar a un campesino trabajador de la tierra que un día, removiendo la tierra, se topa con un tesoro escondido y olvidado hace años.

En la segunda parábola nos ponemos a caminar junto a un comerciante de perlas finas, que va pasando por diferentes pueblos, por diferentes joyerías de la época y mesas de los mercados. En su mente la idea fija de encontrar una perla de gran valor. Hermosa, brillante, grande y única.

Estas parábolas nos hacen pensar en las distintas maneras de toparnos con el Reino de Dios. Puede que el reino aparezca de casualidad en nuestra vida, casi sin buscarlo, como una irrupción sorprendente que nos desarticula todos los planes. Como es en el caso del hombre que encuentra el tesoro en el campo. O puede que el Reino de Dios sea un bien buscado con esmero y dedicación. Por medio de la búsqueda de la felicidad, la justicia, el sentido de la vida. Es el caso del comerciante de perlas que se puso a buscar esta perla de gran valor hasta encontrarla. Así es el Reino de Dios. Lo comprobamos cuando escuchamos el testimonio de nuestros hermanos. Algunos de ellos sin buscarlo, sin desearlo y sin aparentemente necesitarlo, se encontraron con algo del Reino escondido en medio de su cotidianeidad. Una sorpresa del cielo que les hizo caer todas las estanterías. Otros hermanos cuentan en sus testimonios que siempre estuvieron en búsqueda de algo que los llenara plenamente: un trabajo, una relación, un bien material, algo que de sentido a sus días. Hasta que un día encontraron el mensaje brillante y valioso de Jesús y se volvieron completamente ricos.

Sin bien las dos parábolas son diferentes, tienen en común que para poseer el tesoro no buscado y para ser dueño de la perla tan deseada hay que venderlo todo. La puerta de entrada para la vivencia del Reino de Dios en la vida de la gente es la renuncia a aquellas aparentes riquezas y seguridades. Es necesario vaciarse, dejar de poseer y poner la mirada y el valor en ese tesoro del Reino de Dios que es salvador, en esa perla fina que es la comunión con él. Otro punto en común de la parábola es que ambos se llenan de alegría… esa alegría que es el fruto palpable de que Dios está haciendo reino en mi vida.

Un último detalle que me gustaría sumar. Estas parábolas del Reino son pequeñas historias autobiográficas del Señor. Nos cuentan algo de lo que Jesús vivió. Para el Señor el Reino es algo muy valioso que lo llena de riqueza. Algo que encontró oculto en su oración personal con el Padre y algo que deseó profundamente como el cumplimiento de su voluntad. Para que el Reino se haga posible, el mismo Señor renunció a todo lo que este mundo le ofrecía como proyecto de felicidad, para abrazar una felicidad mucho más plena y profunda.

Ojalá que hoy encuentres el tesoro del Reino en medio de tu trabajo, de tu gente, de tu rutina. Que la encuentres esa perla preciosa en algún acto de amor que realices con empeño y dedicación. Dios y su Reino está en medio nuestro.