El Señor Jesús este Jueves le dice a los discípulos, pero nos dice a nosotros: como el Padre me amó, yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Ya habíamos tenido presente este texto durante este año y el Señor que quiere que permanezcamos en él. Ahora fíjense, ¿cuánto permanecemos nosotros en él? Nos es fácil descubrir esto, cuando nosotros hacemos un momento de oración, cuando nosotros participamos de la eucaristía. Nos es fácil descubrir su presencia, su “estar” entre nosotros cuando, escuchamos, leemos, reflexionamos su palabra. Y quizás en algunos momentos también de nuestra vida.
Pero a veces, en nuestra vida cotidiana perdemos la conciencia de que el Señor está permaneciendo, de que está siempre con nosotros. Les sugiero para hoy, tomar conciencia en aquellos momentos en que Jesús está presente en mi vida pero más allá de nuestra oración diaria, más allá nuestra eucaristía, más allá de nuestro encuentro con la palabra y que me diga la palabra. ¡No más allá! ¡más acá! más acá de mi cercania, conmigo mismo, descubrir que Jesús está presente en cada momento de mi vida. Y que está presente en el amor que me tiene. Tomar conciencia de que Dios permanece, está, que Jesús estás cerca mio permanentemente en mi, conmigo. Y ahí, ir descubriendo su amor.
¡Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes! ¡Permanezcan en mi amor! ¡Permanecer en el amor de Dios! Hacer consciente, es mi vida “esto”. Dios está siempre conmigo. Yo quiero estar siempre con Él. Para esto tengo que tomar conciencia, de que cada momento de mi vida, Dios se hace presente y entonces yo me hago presente ante Él.
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