Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.De muchos salían demonios, gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.Pero él les dijo: “También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado”.Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
Como cada día, como siempre, Jesús llega a nosotros en su Palabra como buen samaritano, como médico del alma y nos regala su Palabra que salva, que sana, que libera y nos renueva en el servicio.
En este día se nos presenta a Jesús, todavia en Cafarnaúm, en la casa de Pedro, donde libera a su suegra de la fiebre, donde sana enfermos que llevan hasta Él, expulsando demonios y haciéndolos callar, y con una firme convicción de seguir anunciando la buena noticia de Dios a todos.
Su presencia, sus manos, su voz, sus gestos, que liberan, sanan y salvan, muestran claramente que el Reino de Dios se hace presente, que es el Mesías, que es el Salvador. Él sigue haciéndose presente, llegando a todos con su Reino, que libera, que sana, que salva.
Gracias Señor por estar siempre presente, acercándote a nosotros y trayéndonos la Buena Noticia de Dios.
Que bueno también es descubrir en este evangelio a personas que se hicieron puentes para que Jesús pudiera liberar y sanar, Pedro que le pide que cure a su suegra, las personas que llevan sus enfermos hasta Jesús, que confian y creen que Él puede sanar. Sus nombres no aparecen en el evangelio, pero hicieron posible con su disponibilidad y generosidad que los enfermos o necesitados sean tocados por el Mesias, por Jesús.
Cuántos hombres y mujeres que hoy tambien siguen haciendo de puentes entre Jesús y los necesitados, diría Daniel Poli, son héroes anónimos que hacen presente y cercano a Jesús, con sus vidas y servicio.
Señor danos un corazón sencillo para poder reconocer y experimentar a tu hijo Jesús como médico del alma y del cuerpo, como Mesias y Salvador, danos un corazón generoso y servicial para acercar a otros a ti, siendo puentes de gracia, no queriendo retenerte para nosotros sino por el contrario intentar colaborar contigo en el anunciode la buena noticia de Dios.
¿Quién está necesitando de vos para encontrarse con Jesús? ¿Estás haciendo algo para que puedas y otros puedan ser tocados por Jesús?
Que tengas lindo día. Dios te bendiga