Miércoles 08 de Septiembre de 2021 – Evangelio según San Mateo 1,1-16.18-23

lunes, 6 de septiembre de
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Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón; Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá;
Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías;  Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”.

 

Palabra de Dios

Padre Sebastián García sacerdote de la Congregación Sagrado Corazón de Jesús de Betharram

 

 

La fiesta que celebramos hoy es la de la Natividad de María Santísima, el nacimiento de la Virgencita querida por todos nosotros.

Ciertamente el evangelio nos dice nada sobre esto y la liturgia nos regala el texto del anuncio en sueños del Ángel a San José, quien decididamente recibe a María como esposa. Y todo en el marco de la profecía de Isaías del AT: la doncella está encinta y concebirá un hijo que nos librará de todos nuestros pecados.

Y así tanto la presencia de la Virgen como de San José, en este y todo el evangelio, pareciera ser como que de repente se opacaran en presencia de Jesús. ¡Y es así! ¡Claro que sí! No solamente porque han entendido su misión de ser padres de Jesús sino porque entienden en ese ocultamiento el sentido hondo de su vocación judía y cristiana. Juan Bautista también se suma a este elenco: “es necesario que yo decrezca para que Él crezca”. Es que en definitiva todo el evangelio no se trata sino de dejar a Jesús como auténtico protagonista de nuestra vida y nosotros siguiéndolo.

Hay un dicho futbolero que reza: “la pelota siempre al 10…” De eso se trata entonces. La pelota siempre al 10 es la pelota siempre a Jesús, que es que la tiene clara y el que sabe cómo jugar de la mejor manera. La fuerza para poder jugar en equipo y en comunidad es el Espíritu Santo. Y el Gran DT es Dios Padre. Así de sencillo. Así de complejo.

Celebremos este lindo día de fiesta en honor de nuestra Madre la Virgen María. Sabiendo en definitiva que es ella misma las que nos dice que lo importante de su vida es lo que Dios es hace en ella. Nos pone de relieve a Jesús. Cualquier fiesta y solemnidad de la Virgen en realidad es eso: mostrarnos a Jesús como centro de nuestra vida y de nuestra fe. Aquel que sólo es capaz de hacer el milagro. Aquel que sólo puede tener palabras de vida eterna. Aquel que sólo es capaz de llenar de sentido nuestra vida. Aquel que se llama Jesús, porque es testigo firme y fuerte de que Dios salva.