Miércoles 1 de Julio del 2020 – Evangelio según San Mateo 8,28-34

martes, 30 de junio de
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Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino.

Y comenzaron a gritar: “¿Que quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?”

A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo. Los demonios suplicaron a Jesús: “Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara”.

El les dijo: “Vayan”. Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron.

Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados. Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio.

 

 

Palabra de Dios

 

Padre Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

Hoy compartimos el evangelio según san mateo, capítulo 8, del 28 al 34. El Señor se dirige a la región de los Gadarenos y se encuentra con dos endemoniados que vivían entre los sepulcros.

Qué bueno que hoy no nos quedemos en el sepulcro. Estar en el sepulcro es sinónimo de muerte. Si estás escuchando esto, claramente estás vivo, pero podés estar medio muerto en lo espiritual. Hay gente que no cuida su salud, hay gente se contamina a sí mismo con lo que ingiere, hay gente que no quiere perdonar y entonces se sumerge en el rencor. Cuántas cosas que dañan nuestro corazón, nuestra mente, nuestros ojos, nuestra forma de pensar, nuestro amar. Por eso, dejá de una vez que el Señor te libere, que te resucite. Entregale lo que tenés muerto para que Él te haga una nueva criatura. Pedile al Señor que te muestre en qué cosas hay que resucitar hoy y no te quedes quieto.
Hay que cuidarse de la comodidad. Es cierto que estamos llamados a no vivir en un sepulcro espiritual pero sí a andar entre los sepulcros de esos hermanos que están sufriendo. Qué curioso el final del evangelio de hoy. Cuando vieron lo que Jesús había hecho, toda la ciudad salió su encuentro y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio. Es decir, ellos prefirieron seguir en el espíritu de muerte, seguir en la mediocridad, seguir entre los cerdos. Claro, parece que a veces es más cómodo estar en el error que vivir en el bien, es más sencillo estar esclavos que asumir nuestra libertad. No vaya a ser cosa que tengamos que decidir algo y ser responsables. Un pueblo anestesiado, un pueblo cómodo que no quiere que lo saquen de su rutina, de su seguridad. Cuántas veces puede llegar a “molestar” la presencia de Dios.

La fe no te deja en la comodidad, nos desinstala para que amemos más y mejor. Pero no hay nada que le apasione más al Señor que sanar nuestros hermanos y a nosotros. Vos y yo estamos llamados a eso, a ser como el Señor y muchas veces vamos a incomodar, a andar entre los sepulcros, a ser instrumentos de la misericordia y el amor de Dios en esos hermanos que sufren, que la pasan mal, que están buscando un sentido a su vida y les cuesta. Animate a compartir tu fe, a vivir como resucitado y transmití esa vida a los demás.

Que tengas un buen día, y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.