Miércoles 11 de Diciembre del 2019 – Evangelio según San Mateo 11,28-30

martes, 10 de diciembre de
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Jesús tomó la palabra y dijo: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.”

 

Palabra de Dios


 

Padre Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

El pasaje del Evangelio que compartimos en este segundo miércoles de Adviento, Mateo 11, del 28 al 30, es un llamado a acercarnos a Jesús y a profundizar en nuestra relación con Él. Fijate qué interesante: cuando todo en este tiempo nos invita a esperar la venida del Señor, Él nos llama a ir hacia su encuentro. Un texto muy corto, pero que nos hace entrar en lo profundo del corazón de Jesús. Hay que aprender de Él. “Aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón”. Son virtudes que tenemos que intentar trabajar. Por eso el Señor habla de aprender. Te dejo algunas ideas para nuestra oración:

En primer lugar, andá a Jesús. Hoy el Señor te llama, queremos aprender de Él, de esa paciencia, de esa humildad, queremos aprender de su corazón para seguir caminando. Una frase que resuena mucho en el evangelio es “Vengan a mí”. ¿No te parece que el Señor te está diciendo eso en este momento? Creo que cuando hacemos el ejercicio de llevar a nuestra vida el evangelio, tenemos que quedarnos con alguna frase, con algún propósito. Es necesario ir a Jesús, es necesario volver a Él y ese es el deseo del Señor. Si te sentís cansado, agobiado, si llevás pesadas cargas, acércate al Señor. Quizás este tiempo de adviento es una oportunidad para pensar hacia dónde estamos yendo, hacia dónde estamos caminando. Muchas veces en la vida andamos desconcertados, abrumados, como aguantando, cargando con el peso de nuestra vida. ¿Quién no ha tenido situaciones de cansancio, quién no ha tenido ganas de abandonar todo, donde no querés saber más nada? Entonces, tenemos que ir a Jesús y preguntarnos cuál es nuestro camino. ¿Cómo llegar a Dios? Bueno, dejando que Él te atraiga. Para eso Dios es creativo: tal vez tengas que reconciliarte de una vez por todas, orar en serio, tener un rato de encuentro con la Palabra, servir a tus hermanos que necesitan, acercate a los sacramentos. Bueno, acordate que, cuando más alejado te sentís, es cuando más Jesús te busca y cuando más hay que acercarse. Buscá y vas a encontrar.

En segundo lugar, si te pesa, dejalo delante de Dios. El Señor dice que su yugo es llevadero y su carga liviana. Qué anuncio lindo este. Ponete a pensar que Dios quiere hacerte más llevadero el camino, quiere aliviar tu carga, que camina con vos y que te alienta. Seguramente en esta época del año aprieta el cansancio, pero Dios está ahí. ¿Qué te cansa hoy? No busques soluciones mágicas, dejá lo que te traba, dejá lo que te pesa delante de Jesús. Apostá a tu vida espiritual, aceptá en tu vida la presencia de Dios, pedí paciencia y humildad porque Jesús no te abandona. Dejá que Dios te alivie, que no te coma la angustia o la ansiedad. Decile a Jesús: “Señor, hacé mi corazón semejante al tuyo”. Entregale tus cansancios, desahogate en la oración y decile a Jesús que te consuele. ¿Qué te da paz hoy? Nadie te va a aliviar como Dios, dejá todo en sus manos.

Por último, a Dios le interesás. No pienses que hay que actuar lindo porque Dios quiere. A Él lo que le interesa es tu amor, porque teniendo tu amor tiene todo, por eso te busca. Si le perdiste gusto a tu vida, animate a pedir que Dios aumente tu fe. Decile hoy: “Creo, Señor, pero aumenta mi fe”. Que tengas un buen día, y que la bendición del Buen Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.