Miércoles 14 de Diciembre de 2022 – Evangelio según San Lucas 7,19-23

miércoles, 14 de diciembre de
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los envió a decir al Señor: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”.
Cuando se presentaron ante él, le dijeron: “Juan el Bautista nos envía a preguntarte: ‘¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?'”.En esa ocasión, Jesús curó mucha gente de sus enfermedades, de sus dolencias y de los malos espíritus, y devolvió la vista a muchos ciegos.

Entonces respondió a los enviados: “Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!”.

 

 

Palabra de Dios

P. Nicolas Ceballos , sacerdote de la Arquidiócesis de Mendoza

 

 

 

Hoy miércoles 14 de diciembre te comparto la reflexión del Evangelio según San Lucas con algunos puntos para la meditación personal.
Nos encontramos esta escena del evangelio donde San Juan Bautista envía a dos de sus discípulos con la siguiente pregunta: “¿Eres tu el que ha de venir o debemos esperar a otro?”. Resulta hermoso que el profeta, hombre de Dios, robado por la Palabra del Señor, se acerque al que es la Palabra para confirmar lo que intuye en su interior. Juan necesita confirmar si la presencia de Jesús es la dueña del mesianismo que él mismo ha anunciado y que, por ese motivo, terminará en la cárcel. La respuesta de Jesús no es dada en palabras solamente, sino también en signos concretos. Nos dice el relato que, en esa ocasión, Jesús curó mucha gente de sus enfermedades, de sus dolencias y de los malos espíritus, y devolvió la vista a muchos ciegos. Sus acciones mesiánicas hablan por sí solas.
Esto me hace pensar en la misión de los cristianos. Muchas veces pensamos que la misión se trata de demostrar a los demás la solidez de nuestra fe, el sentido que esta trae a la vida, y la conveniencia de ser discípulos de Jesús. Cuando en realidad mas que demostrar con palabras, como quien gana un debate, la fe se trata de mostrar con gestos. La misión de los cristianos consiste en ser un testimonio que hable por si solo. No hay nada que confronte más que una vida llena del evangelio, donde todas sus acciones, palabras, opciones y decisiones están inspiradas por el ideal del amor salvador y misericordioso que da la vida.
Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído, dice el Señor. El otro día, se acercó una señora de la comunidad de la cual soy miembro, pidiéndome un favor muy práctico, pero que estaba fuera de mi alcance. Le dije que yo no la podía ayudar con eso que necesitaba, pero que había otro hermano de la comunidad que contaba con los medios para ayudarla. Me llamó tanto la atención la respuesta de esa señora. Dijo: “¡Ah mirá! Trabajamos juntos hace años y nunca me hubiese imaginado que esa persona era católica”. Me quedé pensando largamente sobre esa respuesta. Estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe, dentro y fuera de nuestros templos, más allá del domingo y entre todos los hombres y mujeres del mundo.
¡Es verdad que es difícil! Pero la tarea de los Laicos es la de ser un testimonio cristiano en medio de las realidades temporales, lo que significa, en medio de los trabajos, comercios, servicios sociales y políticos. En lo cotidiano. Este evangelio nos desafía a dar el salto: no se trata de demostrar nuestra fe cuando el diálogo sobre la religión aparece en la mesa familiar, sino más bien de mostrar el amor de Jesús que habla por si solo con todos los que en esa mesa están sentados. Eso atrae, anuncia y convierte corazones.
¡Que el Señor te bendiga!