Miércoles 18 de Diciembre – Evangelio según San Mateo 1,18-24

martes, 17 de diciembre de
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Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.

Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.

Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”.

Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.

 

Palabra de Dios


 

Padre Matías Burgui sacerdote de la Diócesis de Bahía Blanca

De a poco vamos llegando a la recta final de este tiempo de Adviento, cada vez falta menos para Nochebuena, para Navidad y por eso la Palabra nos va regalando relatos de los orígenes de Jesús. En el evangelio de hoy, Mateo 1,18-24, compartimos el sueño, la vocación de san José. Meditemos algunas ideas para nuestra oración.

En primer lugar, viví la confianza en Dios. Si hay algo que nos va enseñando el relato de hoy es que Dios no abandona, que cumple sus promesas y que, cuando llega la crisis, Él está para sostenernos. Es un poco lo que le pasa a san José. Seguramente habrá sido un momento dramático en su vida. Él era un hombre justo, tenía un proyecto, un sueño y de repente parece que todo se cae. Es ahí cuando entra Dios para mostrarle que, si pone su confianza en Él, todo terminará bien. ¡Cuántas veces, frente a las crisis, nos sentimos sin saber a dónde ir! José estaba confundido, pero sigue confiando en Dios. Hoy podemos llevar a nuestra vida la Palabra y ponernos en el lugar de José. Aunque no entendamos todo, aunque pensemos que se nos cae la vida, aunque no sepamos qué hacer, que podamos confiar en Dios. Si de verdad confiás en Dios, tenés que vivir de una manera distinta, ocupándote de sus cosas porque Él se ocupa de las tuyas. Pedile al Señor la gracia de la confianza.

En segundo lugar, viví la docilidad. Creemos en el Dios de los detalles, de las delicadezas, de la presencia constante. Por eso el ángel le dice a José: “no temas”. Quizás hoy también a vos Dios te dice “no temas”, “confía”. Dios no se va a quedar callado, te va a hablar, pero te va a decir solamente lo necesario para que, en y con tu libertad, lo puedas seguir. Eso es lo que hace Dios: nos dice no lo que queremos, sino lo que necesitamos, y desde ahí, nos sostiene. El sueño de José es el camino que vos y yo transitamos. Necesitamos que Dios aclare nuestras ideas, nos aliente y nos anime para seguir. José confió porque conocía a María y porque era un hombre justo que cosechó una vida de seguimiento de la Voluntad de Dios. ¿Vos, estás buscando la voluntad de Dios? Qué lindo ser como José: vivir la contemplación y la acción.

Por último, llevar a María a nuestra casa. Mirá qué lindo pedido le hace el Ángel a José. Es un regalo de Dios, la gracia de llevar a María a nuestra casa. Cuando llega María, llega el Dios con nosotros, el Emanuel. Llevá a María a tu casa, a tu corazón. Con María las cosas se hacen más fáciles, pedile a ella que interceda por vos, que te vaya mostrando el camino. Este tiempo de Navidad, vivilo en clave de familia. Que José te oriente, que María te acompañe, que Jesús te sostenga.

Que tengas un buen día, y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.