Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo. Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: “Ven y colócate aquí delante”. Y les dijo: “¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?”. Pero ellos callaron. Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. El la extendió y su mano quedó curada. Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.
“Señor toma mis manos, que ellas sean tus manos. Hay tantos que necesitan que Tu les lleves Tu caricia. Hay tantos que necesitan que Tu los sostengas. Hay tantos que han caído y necesitan Tu mano amiga para levantarse. Señor toma mis manos, que ellas sean tus manos.“
“Señor toma mis manos,
que ellas sean tus manos.
Hay tantos que necesitan
que Tu les lleves Tu caricia.
que Tu los sostengas.
Hay tantos que han caído y
necesitan Tu mano amiga
para levantarse.
Señor toma mis manos,
que ellas sean tus manos.“
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida…
Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta.María era la misma que…
Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces…
Jesús dijo a los fariseos: “Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy,…
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis…