Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”.El les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino;danos cada día nuestro pan cotidiano;perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”.
El Señor envía… “la cosecha es abundante pero los trabajadores son pocos”, “los envío como a ovejas en medio de lobos”, “digan primero: ¡que descienda la Paz sobre esta casa!”, “coman lo que les sirvan, curen a los enfermos y digan a la gente: el Reino de Dios está cerca de ustedes”.
San Lucas, a quien hoy recordamos en la liturgia, nos transmite en su Evangelio este envío de los discípulos a la misión. También Dios nos regala, por medio de este Evangelista, el libro de los Hechos de los Apóstoles, las parábolas de la Misericordia, el Magníficat y el diálogo de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús. De ese diálogo resalta el versículo donde, ante la tristeza y el desconcierto nos dice “y el mismo Jesús caminó con ellos todo el día” (Lc. 24,15) y al final del encuentro, el mismo día de la Pascua, luego de la “fracción del pan” los mismos discípulos dicen “acaso no ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras” (Lc. 24,32)
Algunos lo llaman el Evangelio de la Misericordia, porque nos muestra el Rostro del Padre Misericordioso (Lc. 15,20), o también, el Evangelio de los pecadores, por aquel encuentro en la casa del fariseo donde entra la mujer que baña los pies de Jesús con su llanto y lo seca con sus cabellos (Lc. 7,36ss.)… el corazón ardiendo de los discípulos de Emaús,
… la llamada a volver a casa y el abrazo “conmovido” del Padre ante el hijo que ha vuelto a la vida,… la maravillosa vocación que nos dice: “sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso” (Lc. 6,36)
Todo esto nos llena de alegría para poder abrazarnos al mensaje de Vida abundante que brota del Evangelio. Pedimos a San Lucas que nos lleve al encuentro con Jesús y nos regale una vida llena de Misericordia que se difunda a todos los demás.