Miércoles 18 de Septiembre del 2019 – Evangelio según San Lucas 7,31-35

martes, 17 de septiembre de
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Dijo el Señor: «¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: ‘¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!’.

Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: ‘¡Ha perdido la cabeza!’. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!’. Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos.»

 

 

Palabra de Dios


 

 

Padre Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

Hoy compartimos el capítulo 7 del evangelio según san Lucas, versículos del 31 al 35. Así que agarra tu Biblia, tomate tu tiempo para tener un ratito de oración porque, en este mes de la Palabra hay que hacer una mirada de fe en que Dios nos habla en cada día. El Señor se toma su tiempo para responder a la incredulidad de aquellos que lo criticaban y que, de alguna manera, siempre buscaban algo para condenarlo y para no escuchar la Buena Noticia.

Hoy la Palabra nos enseña a no vivir en la disconformidad. Una moneda corriente en el día a día de muchas personas. El Señor habla de aquellos a los que nada les viene bien, que se han vuelto criticones. Cualquier similitud con la realidad, es pura coincidencia. Fijate que todos conocemos personas así, personas que siempre encuentran un “pero”, que siempre le buscan problemas a las soluciones. Especialmente con Dios. Seguramente se te viene algún nombre o rostro a la memoria, y decís qué lástima que esta persona no está escuchando. Pero la realidad es que el Evangelio nos habla a nosotros. Vos y yo podemos caer en esto y buscar excusas para no reconocer el paso de Dios por nuestra vida, para no creer en Él, para no cambiar. Eso nos puede volver seres profundamente infelices. Y Dios no nos creó para eso, sino para ser plenos. Por eso, la Palabra de Dios nos hace ir a lo esencial de las cosas, a lo concreto. Nos invita a vivir el momento de una manera plena, a poder aceptar el presente poniéndonos en las manos de Dios.

Dejá de vivir anticipando negativamente el futuro, no estés preso de tus miedos. Parece inevitable, pero con la ayuda de Dios podemos cambiar en serio. Olvidate de sufrir pensando en lo que podría llegar a pasar. Pensamos demasiado y nos quedamos quietos. Dejamos pasar oportunidades y nos arrepentimos. Sufrimos más por lo que imaginamos que puede pasar que por lo que realmente termina pasando.
¿Estás evaluando tu vida por lo que no te sale bien? ¿Tu paz depende de un puesto de trabajo, una nota en la facultad o el comentario de alguna persona? ¿Te cuesta creer en lo bueno que tenés y te quedás solo con lo negativo. Tratate mejor, tenete paciencia, déjalo entrar a Jesús en tu vida. Con Él no te va a faltar nada: tenés el perdón, tenés la plenitud, tenés alegría, tenés esperanza. No pongas la mirada en lo que te falta, en las caídas, en el error, en los problemas. Pedile al Señor la gracia de descubrir que Él siempre está atento a ayudarte en tu vida. Pedí sabiduría para encontrarle sabor a tu día a día y descubrí el paso de Dios. Prestá atención porque todo te habla del amor de Dios.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.