Miércoles 1º de Abril del 2020 – Evangelio según San Juan 8,31-42

martes, 31 de marzo de
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Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos conocerán la verdad y la verdad los hará libres”.

Ellos le respondieron: “Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: ‘Ustedes serán libres’?”.

Jesús les respondió: “Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre”.

Ellos le replicaron: “Nuestro padre es Abraham”. Y Jesús les dijo: “Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios.  Abraham no hizo eso.
Pero ustedes obran como su padre”. Ellos le dijeron: “Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios”.

Jesús prosiguió: “Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.

 

Palabra de Dios

Padre Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

Ya transitando casi la recta final de este tiempo, tiempo especial si los hay. Sabrá Dios para qué esta cuarentena coincidió casi con la totalidad de la cuaresma. Ya casi pisamos el umbral de la semana santa. Una semana santa que vamos a pasar en nuestros hogares, aislados, pero no en soledad. Hoy también queremos hacer una profunda mirada de fe sobre esta situación y dejar que Dios sea Dios. Para eso compartimos la Palabra, para que Jesús nos vaya transformando y dando un corazón dócil. En este miércoles primero de abril compartimos del Evangelio según san Juan, capítulo 8, versículos del 31 al 42. Vemos al Señor que habla abiertamente a los judíos acerca de su identidad. Jesús aprovecha a hablarles a los que creyeron en Él y los invita a profundizar en la fe. Te dejo algunas ideas para tu oración de hoy.

En primer lugar, necesitamos ser discípulos. Fijate lo que dice el Señor: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra”. Si hay algo que tiene que resaltar en la vida del discípulo es la fidelidad y la permanencia en Dios. El discípulo es aquel que escucha la Palabra y la asume en su vida. No está para dar explicaciones ni para complicarse. El discípulo busca aprender de su maestro. Estamos en tiempos donde la palabra “fidelidad” pareciera no tener fuerza, pero a partir de esta cuaresma/cuarentena, quizás se resignifica, ¿no? Ponete a pensar: a lo mejor hace mucho no tenías tanto tiempo para orar, para encontrarte con Dios, para sentirte en comunidad, para valorar lo verdaderamente importante. Tal vez este tiempo nos ayude a mirar lo esencial y a permanecer fieles al amor de Jesús, porque sabemos que Él está ahí, sosteniéndonos. Hoy el Señor te invita a permanecer en su amor, a dejarte sostener por Él, a que tu fe se funde en el llamado que todos los días te hace a seguirlo. Sé fiel a lo que Dios hoy te pide.

En segundo lugar, no sos esclavo. Para ser libres nos creó Dios y la verdadera libertad nos la el amor. Elegir amar y ser amados, elegir creer en Aquel que dio su vida por amor. Tantas veces vivimos esclavizados, tristes, fatigados pero Jesús nos quiere liberar, quiere llevar nuestra carga y acompañarnos en el camino. No vivas como esclavo, creé en Jesús. No te engañes cerrándote en vos mismo. Acordate que, lo que no se asume, no se redime. Dejá que el Señor te libere, dejá delante de Él aquello que te pesa.

Por último, buscá la verdad. Hoy por hoy tampoco se habla mucho de la verdad, es más, muchos piensan que es algo que uno puede construir y que cada uno tiene su verdad. Así hemos ido olvidando que la verdad no es una cosa, no es algo que poseamos, sino que es Alguien, la verdad es una persona, es Jesucristo. Por eso la verdad se da en un encuentro y nosotros estamos llamados a ser servidores del sentido de la verdad. Ponete a pensar: ¿qué te ha estado mostrando Dios en estos días de aislamiento social? ¿Qué fuiste descubriendo? ¿Dónde viste a Jesús? Dios quiera que este tiempo nos ayude a preparar el corazón para encontrarnos verdaderamente con el Resucitado.

Que tengas un buen día, y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.