Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara. Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
Seguimos con la lectura del evangelio de Marcos. Hoy se nos narra un episodio, bastante común de la vida pública de Jesús, el Señor que recibe muchas personas de distintas partes, los judíos, cercanos , lejanos, puros , pecadores, sanos y enfermos. Jesús que tiene un corazón totalmente inclusivo, acogedor.
Se nos presenta en el evangelio a un Jesús que recibe y que sabe captar las necesidades de las personas puede captar las necesidades de las personas y puede obrar en sus corazones. Que lindo que sea para nosotros, un espejo de nuestra vida y sobretodo de nuestro ser Iglesia, tener esta capacidad de recibir a todos, tener esta capacidad de poder captar lo que necesitan las personas para poder ponernos a su servicio.
Que tengas un hermoso día.
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