Miércoles 23 de Octubre del 2019 – Evangelio según San Lucas 12,39-48

martes, 22 de octubre de
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Jesús dijo a sus discípulos: “Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada”.

Pedro preguntó entonces: “Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?”.

El Señor le dijo: “¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.

Pero si este servidor piensa: ‘Mi señor tardará en llegar’, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.

El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.

Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.”

 

Palabra de Dios

 


Padre Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

A lo largo de estos días compartimos cómo en el Evangelio el Señor insiste en que estemos preparados. ¿Qué significa para Jesús que estemos preparados? Bueno, la Palabra de hoy, Lucas 12, del 39-48, nos puede dar algunas ideas, algunas pistas para llevar a nuestra vida diaria.

En primer lugar, dejar actuar a Dios. Lo primero importante es que estar preparado implica una docilidad al Espíritu Santo, al paso de Dios por nuestra vida, a dejar que en verdad el Señor obre en nuestro corazón. Es un camino de toda la vida, y eso es lo lindo que tiene la fe, siempre se está en crecimiento. El verdadero discípulo es aquel que está toda su vida en preparación, con atención y a la espera, pero también trabajando. Estar preparados implica tener disponibilidad a lo que Dios nos pide, pero sin ansiedad. Fijate cuántas veces nos dejamos atrapar por esta tentación, por las preocupaciones que nos hacen perder el horizonte. Pero hoy el Señor nos hace ver que en realidad el que nos da las fuerzas es Él porque Dios no elige a los capacitados, capacita a los elegidos. Aquel que se preocupa y no hace nada, lo único que cosecha es ansiedad y malestar en su corazón. Empezá a prestar atención, a hacer las cosas a conciencia y a preguntarte por la voluntad de Dios.

En segundo lugar, que nada te pertenezca. No te olvides que en esta vida todo es regalo de Dios. Somos administradores y estamos llamados a colaborar en la obra de Dios. Pero no pienses solamente de lo material, esta palabra se refiere también a los dones y carismas que Dios te dio. No sos dueño, sos administrador. Y si no los compartís con tus hermanos, los vas a perder. Preguntate hoy qué estás haciendo con tus dones. Dios te acompaña y espera que vos te pongas al servicio de los demás. ¿Qué estás haciendo con lo bueno que Dios te dio? ¡Que nada te pertenezca! El servicio te da el horizonte, y Dios te da la fortaleza.

Por último, no te la creas. Cuidá tu relación con Dios. En la vida de fe es necesaria la humildad para saber que necesitamos de Jesús, que no nos la podemos creer. ¿Vos qué estás haciendo para mantenerte preparado y dócil a lo que el Señor te va presentando? Acordate que lo valioso se cuida y que quien se siente seguro, debe cuidarse de no caer. Si sentís que en tu vida te falta algo, que le vas perdiendo el gusto al día a día, acércate y dejá que Dios te transforme. Si sentís que tu camino de fe viene bien, dale gracias a Jesús.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.