Miércoles 25 de Septiembre del 2019 – Evangelio según San Lucas 9,1-6

martes, 24 de septiembre de
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Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para curar las enfermedades. Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, diciéndoles: “No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno.

Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir.

Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”.

Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en todas partes.

 

Palabra de Dios

 

Padre Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

Estamos llegando casi al final de este mes de septiembre, comenzamos una nueva estación, se nos va pasando el año y siempre es una buena oportunidad para encontrarnos con la Palabra de Dios, siempre actual y revisar cómo viene nuestro camino de discipulado y de misión. El evangelio de hoy, Lucas 24,13-35, justamente trata sobre el seguimiento y la misión. El Señor nos recuerda que hemos sido llamados por nuestros nombres y que la misión no es algo del mañana, sino que comienza acá, haciendo el bien aquí en la tierra. Por eso te invito a que meditemos algunos puntos:

En primer lugar: hacete buenas preguntas. Fijate cómo muchas veces en el seguimiento de Jesús queremos tenerlo todo claro todo el tiempo. Sabemos que Dios nos llama, pero exigimos miles de certezas y ponemos todo tipo de requisitos para decir que sí (cualquier similitud con la realidad, pura coincidencia). Hoy el Señor también te invita a seguirlo y te dice solamente lo necesario. No quieras tantas respuestas, quedate más bien con buenas preguntas. No le busques problemas a las soluciones, Dios proveerá. Pensá que para ser discípulo-misionero (no se puede ser misionero sin ser discípulo), no hay más exigencia que vivir el Evangelio. Simplemente que te animes a compartir lo que has vivido, tu experiencia de Jesús. Buscá conocer cada día más a Cristo y a su Iglesia; apasionate con que tus hermanos conozcan al Señor; no sos vos el centro, es Él; estás para ser soporte de los otros; tenés que alimentarte de la oración y los sacramentos. Dios no va a abandonar la obra que Él mismo empezó en vos, Él no elige a los capacitados, capacita a los elegidos. ¿Qué espera Jesús hoy de vos?

En segundo lugar, amigate con quien sos. Dios te llama hoy así como estás. No esperes a ser perfecto para acercarte a Él. Es cierto que no es tarea fácil sentirse bien con uno mismo. Somos una tarea incompleta, un proyecto inconcluso y que muchas veces intentamos llevar adelante sin mucho éxito; pero no solo eso, sino que además de sentir que nos falta algo, puede ser que experimentemos que lo poco que tenemos, es deficiente, carente de virtud y más inclinado a lo pobre y malo. Sin embargo, lo más lindo es descubrir que en el llamado encontramos las fuerzas para seguir. Hoy el evangelio nos invita a decir: “Señor, yo quiero ser todo lo que vos tenés soñado para mí”.

Dios no viene a reemplazar nada, no viene a pedirnos que hagamos cosas grandes, sino que nos dejemos sostener por Él. ¿Cómo vas viviendo esto? Dejá que Jesús le de sentido a tu vida, vos confiá.

Por último, qué tenés hoy para cambiar. La invitación es a que nos dejemos convertir por Dios, que nos abramos a sus proyectos, que busquemos ser imagen de Jesús donde vayamos, que creamos de corazón que nuestra vida no debe convertirse en otra cosa y que podamos decirle que sí al Señor. Nunca creas que convertirse y seguir los pasos del Señor, son una tortura sin sentido. Más vale creé en Jesús y creele a Jesús. ¿Qué le pedirías hoy cambiar para poder seguirlo a fondo? Pedile al Señor que Él te de lo que te pide. Confiá en Él, porque no te deja solo.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.