Miércoles 26 de Julio de 2023 – San Mateo 13, 16-17

viernes, 21 de julio de
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Jesús dijo a sus discípulos:«Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.»

Palabra de Dios

Padre Javier Verdenelli | sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba

Buen miércoles queridos hermanos de Radio María. Nos volvemos a encontrar en torno a la buena noticia que nos acompaña cada día y hoy en el evangelio según san mateo que nos vuelve a recordar la parábola del sembrador que hace algunos domingos anteriores también escuchamos en la liturgia de la palabra.
Una parábola que nos invita a mirar nuestra tierra y reconocer en ella la apertura o no en la que se encuentra para recibir la semilla de la Palabra, la semilla del Reino de Dios. Porque hay un sembrador que sale, que parece hasta poco prolijo por su manera de esparcir las semillas en todos lados, pero lo hace de manera intensional, Él quiere que sea así, que llegue a todos en cualquier lugar.
Y el Reino, como la semilla, tiene la capacidad de brotar aun los terrenos pedregosos y la potencialidad de ser alimento para los pájaros aun al costado de los caminos.
Por eso Jesús mismo se encarga de explicar para nosotros, sus discípulos esta parábola del sembrador: «Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno». (Mt 13, 19-23)
Simplemente para agregar a nuestra reflexión cotidiana y uniendo en este día a la celebración de los Santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen y abuelos de Jesús, y uniéndonos a la III JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y DE LOS MAYORES que celebramos este domingo pasado, vale la pena decir que nos hay tierra fértil que no haya pasado por tiempo de espinas y sequedad. Porque el Hijo del hombre supo caer en el camino de la cruz hasta necesitar de un cireneo, conoció la dureza de la roca donde estuvo clavada la cruz del madero y llevar en alto la corona de espinas que coronaron nuestra salvación.
Así queridos hermanos, entendemos que no hay tierra que no se vuelva fértil si dejamos que el sembrador, también abone y riegue nuestra vida. Bendiciones a los abuelos y buen miércoles para todos.