Miércoles 27 de Noviembre del 2019 – Evangelio según San Lucas 21,12-19

martes, 26 de noviembre de
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Jesús dijo a sus discípulos: «Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.

Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»

 

Palabra de Dios


Padre Matías Burgui sacerdote de la Diócesis de Bahía Blanca

 

En esta semana se nos va terminando el año litúrgico y la Palabra nos va presentando las exigencias que tiene este seguimiento de Jesús. Quizás alguien después de escuchar el evangelio de hoy, Lucas 21,12-19, puede llegar a preguntarse si vale la pena seguir al Señor, si vale la pena mantener este camino de fe, de discipulado. El Señor nos hace una invitación a no perder la esperanza. Porque si hay algo que Dios no hace es disfrazarte la realidad, te dice las cosas como son. No es un camino fácil pero descubrimos que su gracia está con nosotros, que nos acompaña, no nos abandona. No hay que desesperarse, está todo en sus manos de Dios. Pensemos algunas ideas para nuestra oración de hoy.

En primer lugar, Jesús está. Si hay algo que el Señor hace es ir siempre con la verdad. Es más, Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Cuando llama nos dice que en Él vamos a encontrar la plenitud y el sentido a nuestra vida, pero también avisa que no va a ser un camino fácil. ¿Te sentiste alguna vez desanimado en tu vida de fe? Bueno, si es así, estás exactamente donde Dios espera que estés. Ponete a pensar en los discípulos que escuchaban al Señor hablando de crisis y persecuciones; seguramente se sintieron de esa manera. Ellos no tenían capacidad de soportar todo lo que se iba a venir por sus propios medios, por eso el Señor se los dice abiertamente: el camino va a ser duro, pero eso va a pasar para que ustedes puedan dar testimonio. Llevalo a tu vida esto, llevá a tu vida el evangelio: si querés seguir a Jesús, las pruebas van a estar, pero tenés que dejarte sostener por Él. Confiá en el poder de Dios. Y cuando el Señor te diga movete, no dudes y arrancá. Es cierto, nos encanta sentirnos seguros, tener certezas, estar con todo controlado, pero la realidad de nuestra vida es que está llena de inseguridades y que la gran confianza la tenemos que poner en un Dios que está con nosotros, que no se borra. Preguntate hoy: ¿Es Dios lo más importante en tu vida, es Él en quien ponés tu seguridad?

En segundo lugar, viví la constancia. El Señor dice “gracias a la constancia salvarán sus vidas”. ¿De qué constancia habla Jesús? Bueno, de la constancia en la fe, de la constancia en el saberse sostenido por Dios, de la confianza de saber que Él te cuida y que estás en la palma de su mano. Permanecer en Jesús es un “estar con Él” constante. Constancia es saber que, incluso en medio de las pruebas y dificultades, uno sigo cerca de Jesús. Por eso podemos cansarnos, pero no desfallecer, confiamos en Dios en lugar de querer manipular y controlar todo. Pasamos por momentos difíciles pero no nos desanimamos porque sabemos que Dios nos capacita. Si seguimos a Jesús con su poder, a su manera y con su sabiduría, nada malo nos va a pasar. Nadie dijo que este camino va a ser fácil, pero Dios te promete que va a estar con vos. Preguntate también: cuando las cosas se complican, ¿te acercás a Dios o te alejás?

Por último, el testimonio. El Señor nos promete que ni un solo cabello se nos caerá de la cabeza. Esta Buena Noticia y certeza es la que nos mueve a ser firmes en la Fe, la que nos impulsa y sostiene a seguir anunciando y mostrando su Vida en nosotros, en palabras y en obras, a seguir construyendo su reino en medio de desilusión y el sufrimiento, en medio de la incomprensión, de la burla, del desinterés, del cansancio. No te preocupes tanto, empezá a ocuparte. ¿Cómo se te ocurre que hoy vas a ser testimonio para tus hermanos?

Que tengas un buen día, y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.