Miércoles 30 de Octubre del 2019 – Evangelio según San Lucas 13,22-30

martes, 29 de octubre de
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Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.

Una persona le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”. El respondió: “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Y él les responderá: ‘No sé de dónde son ustedes’. Entonces comenzarán a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas’.

Pero él les dirá: ‘No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!’.

Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.

Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.

Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”.

 

Palabra de Dios


Padre Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

En este día miércoles la Palabra nos regala el capítulo 13 del evangelio según san Lucas, versículos del 22 al 30. Al Señor le preguntan por la salvación: “¿es verdad que son pocos los que se salvan?”. Te propongo algunas ideas:

Por un lado, podés entrar ahora. Jesús contesta a la pregunta por la salvación ayudándonos a levantar la mirada. Él nos está diciendo que no tiene caso quedarse afuera. ¿Por qué vas a esperar a último momento si podés entrar hoy? Acordate que el reino de los cielos comienza acá, que desde ahora podés estar en comunión con Dios. Preocupate por el mañana viviendo el hoy. No caigas en la ansiedad, aferrate a la paciencia y amigate con lo que sos y tus circunstancias. Alguien puede decir, pero esto es muy difícil. Y sí, el camino de la fe cuesta, pero es el único que lleva a la plenitud. ¿Qué tenemos que hacer para salvarnos? ¿De qué nos salva Jesús? ¿Cómo nos salva? La salvación es un regalo de Dios, sí. Pero requiere de nuestra parte una conversión del corazón y un cambio de vida. ¿Cómo se entra en esa casa? Jesús lo dijo: viviendo en el amor, perdonando, siendo misericordiosos. Con Él no es tan difícil, con Jesús nada es imposible. Pero hay que dejarlo actuar. Ponete a pensar que cada día que perdés sin amar, sin perdonar, sin dejarte ayudar, es un día que te quedás afuera, triste, amargado, enojado, impaciente, esclavo; cuando ya podés vivir en el amor de un Dios que es Padre. No esperes a último momento, porque no sabés cuándo va a llegar. Animate a entrar y vivilo desde ahora. Empezá hoy, elegí amar a Dios y déjate amar por Él.

Por último, ¿cuál es tu puerta estrecha? Hoy Jesús nos propone en el Evangelio entrar por la puerta estrecha, no cualquier puerta. La realidad es que cada uno tiene su propia puerta estrecha por donde Dios le pide pasar. Pasar por nuestra puerta estrecha implica abandonar la comodidad de cruzar por un lugar amplio y cómodo y mirar a Jesús para encontrarme con los demás. No pensar en mi bienestar exclusivo sino en la santidad a la que Cristo me está invitando, porque es Él quien me invita a pasar. La puerta de la salvación es Cristo mismo y cada uno tiene una puerta diferente, no porque haya diferentes Cristos, sino porque cada uno tiene un llamado diferente a seguir a Jesús, y este llamado implica un acto de amor. La puerta estrecha es Jesús pidiendo que lo ames y lo dejes acompañarte. De vos depende buscarlo. Acordate que creemos en un Dios que siempre nos espera.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.