Miércoles 6 de Marzo del 2019 – Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18

jueves, 28 de febrero de
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Jesús dijo a sus discípulos:

Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo.

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

 

Palabra de Dios

 


P. Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

Hoy es miércoles de ceniza, comenzamos el tiempo de cuaresma, y por eso nuestra madre la iglesia nos invita a recorrer un camino de interioridad y de conversión. El signo para este día es la imposición de cenizas. Algo que nos recuerda que somos polvo y al polvo volveremos y que estamos llamados a convertirnos y a creer en el Evangelio. Todo nos habla de volver a Dios, algo que siempre es un proceso que tiene que estar marcado por cambios que parten desde lo pequeño.

La Palabra de hoy nos propone compartir Mateo 6, del 1al 6, y luego del 16 al 18. Jesús aconseja a sus discípulos y los ayuda a entender que lo más importante es buscar la voluntad del Padre, siempre la Voluntad del Padre. Esa es nuestra plenitud. El Señor dice no hagan todo para que los reconozcan, sino para estar cada vez más cerca de Dios. Una buena clave para esta cuaresma. Como dice el Papa Francisco en el lema de su mensaje para este tiempo: “La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios”. Te propongo algunas actitudes.

Por un lado, dejá que el Señor te guíe. La cuaresma es una propuesta concreta para que vos y yo hagamos como un gran retiro cotidiano. Por eso hay que ir tomando conciencia de que el Señor quiere darte una gracia especial. Es verdad, a lo mejor cuesta entrar en clima, pero sería bueno que no llegue la semana santa sin que nos hayamos preparado. Hoy, cuando te acerques a recibir las cenizas, pedile al Señor que te muestre por dónde Él quiere ir trabajando, dónde te aprieta el zapato para que sea su gracia la que te ilumine. Es importante, entonces, descubrir que estamos viviendo una nueva cuaresma y no “una cuaresma más”. Que este tiempo no se convierta en una rutina en tu vida. Pedile al Señor que con tu disposición y su ayuda puedas volverte hacia Él. Por eso, proponete comenzar este tiempo con una actitud diferente. Pensá qué gracia te gustaría que el Señor te regale, que aspecto de tu vida espiritual podés trabajar para no tener un corazón frío.

Por otro lado, a Dios se lo sirve en lo pequeño. El Señor pone el modelo para vivir la vida de discípulo a fondo, lo que no puede faltar nunca. Son tres grandes aspectos que nos tienen que ir acompañando en estos cuarenta días: ayuno, limosna y oración. Qué bueno poder vivir esto concretamente. Son actitudes que vos ya conocés, pero que nunca está de más repetir.

Viví la oración, porque estás llamado a tener un diálogo profundo con el Señor, es la base. Para eso, podrías rezar el rosario, buscarte tu rato de meditación personal, visitar el sagrario, acercarte a la palabra, ir a misa. Pero la clave de todo es hacer silencio interior para escuchar, para quedarte a solas con Dios, pero también para compartir en comunidad. Acordate que hay formas de orar, buscá el que más te ayude.

Practicá el ayuno. Es privarnos voluntariamente de lo que nos gusta para alimentarnos de Dios. Atención, el ayuno tiene ese fundamento: poner en el centro a Jesús. Es hacer un esfuerzo desde el dedicarte al Señor. Por eso, mirá tu vida y pensá qué le podés ofrecer al Señor. Quizás un poco menos de televisión, o no tener tanto el celular en la mano. Bueno, se creativo para reconocer que todo lo que soy y lo que tengo se lo debo a Dios. Que el Señor aparte de nosotros todo lo que nos aleja de Él.

Da limosna, que puede ser algo material, pero no necesariamente dinero: es un esfuerzo para darle al otro. Por ejemplo, qué te parece si le regalás una Biblia a ese que no tiene o algún buen librito de espiritualidad. Tal vez puedas abrir un poco más el corazón y compartir tu mesa con alguien que lo necesite, poder escuchar o quizás dar de tu tiempo para visitar a un enfermo. Colaborá para ser generoso no solamente con lo material, sino también con el tiempo que dedicás, con tus cualidades, con tus capacidades que pueden ayudar al que tenés al lado. Y acordate, por favor: siempre mirá a los ojos, encontrate con tu hermano y reconocé en su mirada la del mismo Jesús. Recibiste gratuitamente, da también gratuitamente. Sé creativo para el bien.

Que tengas un buen inicio de cuaresma y que la bendición del Buen Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.