Miércoles 9 de Octubre del 2019 – Evangelio según San Lucas 11,1-4

martes, 8 de octubre de
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Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”.

El les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino; danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”.

 

Palabra de Dios

 

Padre Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

Compartimos hoy, el comienzo del capítulo 11 del Evangelio según san Lucas, versículos del 1 al 4. Nos seguimos encontrando con este Jesús que es maestro, que hace de su propia vida una enseñanza y que nos recuerda que la oración es un pilar importantísimo de nuestra vida espiritual. No nos podemos dar el lujo de descuidar ese momento de encuentro con el Señor, ese lugar de diálogo vivo, activo y eficaz con Dios, ese hablar pero también ese escuchar.

La Palabra nos muestra a Jesús orando, y desde esa experiencia de unión con su Padre, desde esa necesidad de momentos de intimidad con su Padre, se genera en sus discípulos una inquietud: “Señor enséñanos a orar”. Creo que es de las mejores cosas que vos y yo podemos pedirle al Señor, que nos enseñe a orar. Te invito a que nos preguntemos por nuestra vida de oración. Meditemos algunos puntos:

En primer lugar, saber esperar. Fijate que lo esencial del padrenuestro es llamar a Dios “Padre”. Así comienza la oración y es lo más importante: reconocerse hijos amados por Dios. Y sí, el hijo pide porque necesita todo de su padre, es dependiente. Bueno, Jesús nos recuerda la importancia de llamar a Dios “Padre” siempre y de poder vivir como hijos en el día a día. El hijo sabe esperar y confía. Cuántas veces vos y yo hablamos mucho y escuchamos poco. Sin embargo, hoy el Señor te invita a tener una oración confiada, a abandonarte en Dios. ¿Cómo estás viviendo hoy tu ser hijo de Dios? Dejá que el Padre te ayude a dejar todo delante de Él. Necesitamos que Jesús nos enseñe a orar. Por eso, sería lindo que este pedido se convierta para vos y para mí en una letanía diaria, ¿no te parece? “Señor, enseñame a orar, enseñame a ser generoso, a alabarte, a estar con vos y para vos”. Animate a ser vos mismo, a ser hijo, y dejate amar por Dios.

En segundo lugar, saberse mirado por Dios. Seguramente cuando leíste o cuando te pares para ver el Evangelio de hoy, caíste en la tentación de seguir el padrenuestro casi automáticamente, de memoria, ir repitiendo casi por adelantado cada palabra de la oración. A todos nos pasa. Como la decimos tanto y tan seguido, medio que la aguamos y no gustamos cada frase. Por eso la propuesta es otra: cuando ores el padrenuestro, tratá de tomarte tu tiempo. Hacelo lento, pausado, si es necesario detenete en la frase que más te llegue. Puede que le encuentres respuestas a muchas preguntas que tengas hoy. La oración es eso, es tener la certeza de que Dios te mira y está con vos, aunque no sientas nada. A la mañana, cuando te levantás, a la tarde, a la noche, recordá que Dios te mira. Te mira, y no lo hace con una mirada de juez, sino con mirada de Padre. Dejá que Dios te mire, que Él entre en toda tu vida.
Por último, buscá un cambio. A veces es verdad que no nos sale mucho en la oración. Por eso el Señor mismo te deja esta herramienta. Hoy anímate a que el padrenuestro no sea algo más en tu vida, que sea central y que te lleve a que Dios te renueve y te transforme el corazón. Que el Señor no nos deje caer en la tentación y que podamos descubrir que también tenemos cosas para cambiar. Descubrí qué es eso y déjalo en manos de Dios.

Que tengas un buen día, y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.