Misionar, salir del confort y la rutina para ir al encuentro de los hermanos más necesitados

lunes, 2 de marzo de
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02/03/2020 – Seguimos compartiendo testimonios de jóvenes en experiencias de misión de verano. Rocío de Córdoba nos cuentan sobre su misión en Guaraypo (provincia de Misiones).

“Muchas veces al finalizar el encuentro sentís que recibís más de lo que das”

Mi nombre es Rocío, soy de la Ciudad de Córdoba y deseo compartir con toda  Radio María, mi primera experiencia como misionera. Participé de la misión llevada a cabo en la comunidad de Guaraypo, donde nos recibió el padre Sergio de Flores, sacerdote de la parroquia Santa María del Iguazú, entre los días 11 y 19 del mes de enero de este año, con el grupo Misioneros de Cristo.

Personalmente fue una experiencia muy especial desde el momento que emprendimos el viaje a Misiones. Al llegar a la provincia de Corriente visitamos la Basílica de Itatí, allí compartimos la misa y encomendamos la misión a nuestra Madre. Durante la misión cada momento vivido y compartido fue muy importante. El encontrarse con personas que compartían una misma vocación, misionar, salir del confort y la rutina para ir al encuentro de los hermanos más necesitados.

También las visitas a las familias eran muy gratificantes, poder compartir con ellas sus alegrías, dolores y anhelos. Cada palabra era muy valorada, las charlas que se entablaban con las familias, que nos abrían las puertas de sus casa y su corazón, realmente fueron enriquecedoras. El poder escuchar que a pesar de las situaciones difíciles de la vida, han podido salir adelante confiando día a día en Dios. Las enseñanzas que nos dejan las experiencias de vida de los ancianos, muchas veces encontrándose en soledad y necesitando ser escuchados, eran palabras conmovedoras y emocionantes. El intentar mirar cada vez más con los ojos de Cristo y no con nuestros propios ojos te lleva poder reconocer a Jesús que se hace presente en cada hermano que visitamos, teniendo en cuenta que todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Al terminar la visita, todo el grupo de misión nos sentíamos muy agradecidos de haber podido compartir con las familias que nos brindaban su tiempo. Muchas veces al finalizar el encuentro sentís que recibís más de lo que das.

La oración y la eucaristía fueron esenciales para poder fortalecernos, para continuar con la misión y entregar todo lo vivido en manos del Señor. También para que el haga con nuestra vida su voluntad ya que tanto la misión y los objetivos de la misma eran de Dios.

En esta misión pude aprender a valorar lo que tenía, muchas veces nos encontrábamos con familias, en las cuales escuchábamos historias de dolor, angustias, pérdidas de seres queridos y esto te hace reflexionar que en oportunidades nos olvidamos de dar gracias por las cosas que Dios nos brinda. Para finalizar puedo decir que estoy muy satisfecha con todo lo que he recibido de cada una de las personas que conocí ya que ellas han dejado una huella imborrable en mi mente y mi corazón.