Misioneros

lunes, 14 de enero de

En este año que comienza estamos llamados a ser misioneros. Si, este año de nuevo. Misioneros en una sociedad dolida, quebrada, golpeada, dividida pero que, aun así, aun después de tantos golpes, mantiene la esperanza. Esperanza de encontrar a alguien que la escuche, que la oiga y que le permita poner en palabras lo que siente.

Y nosotros, como cristianos y como personas que somos, tenemos la misión de caminar. Caminar y escuchar, caminar y observar, caminar y compartir, caminar y tender puentes, caminar y ayudar a cerrar una grieta que cada vez es más profunda.

La misión no se circunscribe a una o dos semanas al año. Misionar implica descalzarse todo el tiempo para entrar en el terreno de un hermano, en el corazón que quiere mostrarnos. Misionar implica estar atentos a las necesidades de aquel que está al lado mío. Misionar es ser peregrino en el día a día, a pesar de nuestras propias mochilas: pesadas, agobiantes; a pesar de nuestros enojos, tristezas, decepciones; porque misionar va más allá de mí, de vos y del nosotros, misionar es llevar a Cristo como bandera, llevarlo en acciones, en actitudes, en pensamientos, en sentimientos, más allá de nuestros dolores; es llevarlo al otro, para que el otro no pierda nunca la esperanza en un mundo mejor.

Misionar en lo diario es ver a Dios en todo y en todos, es empezar en nuestras familias, y avanzar. Seguir en nuestros trabajos, actividades, en nuestros grupos de amigos, en aquel que nos pide algo. Misionar es tenderle una mano a la persona que nos pide ayuda. Es dar una sonrisa a quien nos habla, es escuchar a quien necesite desahogarse, es acompañar a aquel que sufre y a aquel que quiere compartir una alegría.

Por eso, este año, propongámonos no cerrarnos al prójimo. No levantar murallas y marcar diferencias, dejémonos interpelar por el amor, permitámonos sentir y como dijo el Papa “no balconear la vida “y salir. Intentemos no ser tibios y darnos a quienes nos busquen y necesiten. Al fin y al cabo la misión es eso. Estar por y para el otro, dando lo que somos y tenemos siempre desde los valores de Cristo.

Constanza Benitez