La pandemia del covid 19, nos dejó adentro de nuestras casas. Ya no podemos dentro de un largo tiempo, misionar, ir de lugar en lugar, visitar amigos, compartir un mate, abrazos, llevar esa palabra con cuerpo y alma.
Pero aún cuando no podamos dar el cuerpo, podemos sí dar el alma. ¿Cómo hago para dar mi alma sin dar mi cuerpo? Cuando llamamos a esos amigos y compartimos una mateada virtual, cuando rezamos por esas personas que están sufriendo, cuando acompañamos a aquellos que en estos tiempos no les queda otra que dar su cuerpo y alma en esta misión.
Teresita fue una de las grandes misioneras de la iglesia, y ¿sabes qué? Lo mas asombroso de esto, es que lo hizo desde el lugar de su casa, de su convento, de su habitación.
Ella fue una gran misionera del alma, desde su celda misionó con su corazón. ¿Cómo? Acompañaba a muchos misioneros y gente a través de cartas, mandando su aliento, su consuelo y presencia. Ella a través de sus cartas y sus oraciones recorrió más kilómetros de los que misionando con sus pies podría haber hecho.
Hoy Jesús te propone también, al igual que a Teresita, misionar con tu alma. Ya no hay más cartas, pero si hay celulares, hay redes. Hay millones de lugares para misionar y que están necesitando de nuestra escucha, consuelo, aliento y presencia.
En casa, con tu familia, ofreceles una sonrisa y un “te ayudo”.
Con tus abuelos, llamalos y escucha sus historias una y mil veces.
Con tus amigos, mandale un mensajito y preguntale de corazón “¿Cómo estas?”
Compartí con tus seguidores la alegría de tener a Jesús en tu corazón y como este cambio tu vida. Publica contenido que, de esperanza, alegría y animo. Y, sobre todo, ofrece tu oración, sea rezando, orando, cantando, dibujando, bailando o el don que Dios te ha dado.